RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

A LAS TRINCHERAS

"Hoy es Navidad. Habrá una sesión de magia a las 09:30. EL capellán Charlie, os va a decir como el mundo libre vencerá al comunismo, con la ayuda de Dios y unos pocos Marines. A Dios se le pone dura con el Cuerpo de Marines, porque matamos a todo bicho viviente. Él juega a lo suyo, nosotros a lo nuestro. Y para mostrarle nuestra gratitud ante su inmenso poder, le llenamos el cielo de almas hasta los topes. Dios ya existía antes que el Cuerpo de Marines, así que el corazón se lo podéis dar a Cristo, pero el culo pertenece al Cuerpo. ¿Habéis entendido, nenas?."


La Chaqueta Metálica

EL ABRAZO DE LA LLUVIA

"Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años."
Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense.




Vida se escribe con mayúsculas, necio el que la paladee como simple vocablo.

Uno es feliz en su ensueño de días, días que transcurren con el simple fluir de la vida, sin pretensiones que den rango de importancia al hecho de vivir. No valoramos nunca lo obtenido en ésta suma de tiempo, ni siquiera reparamos en la indecencia de sentirnos vivos a precio de nada, de levantarnos respirando, de tener otro puñado de minutos por derrochar.

Somos unos sinvergüenzas en toda la amplitud del término, no tenemos el detalle de sentarnos un solo segundo en el escalón de un portal a mirar a nuestro alrededor, a ver venir al mundo de hacer la compra, a contemplar cómo el globo que se le escapa al niño del carrito se eleva con la armonía de un vals vienés perdiéndose en un cielo impoluto. No somos merecedores del premio de sentir. Vemos mariposas como mariposas, no como gusanos hechizados. No somos merecedores de nada, invertimos el milagro que supone caminar en colocar un pié tras el siguiente, sin reparar en la majestuosidad del hecho, sin dedicar una maldita hora de nuestras monótonas vidas a mirarnos los dedos de los pies, a apreciar su forma y como responden a la orden que dicta nuestro cerebro. Nadie pregunta el precio a la evolución, a los milenios que supuso llegar a mantenernos erguidos para que al final contemos dinastías de personas que jamás llegaron siquiera a advertirlo, si alguien tratase de frotar piedras al lado de palos olería la esencia de los siglos y sería amo del universo por un segundo.

La demencia que me corroe ayuda a digerir tanta falta de modestia, pasarán los siglos y seguiremos viendo un mercado como un sitio donde canjear dinero por mercancías, sin pararnos a meditar cómo cayó el trueque hace demasiado poco tiempo, sin echar una maldita lágrima por el refugiado que hoy llora al ver un grifo gotear, el milagro de una tubería con metal forjado en manos del hombre y el líquido madre que fluye a nuestro antojo con un simple giro de muñeca… Jamás valoraremos nuestra inmensa dicha amigos. El mundo es demasiado maravilloso con su barriga hinchada de penas, es arrollador el poder ver sus colores, sólo por eso ya deberíamos ser mucho más que felices. Deberíamos dedicarnos a comer y dormir contemplando gaviotas pescando en el mar, viendo cómo el azul se torna violeta para acabar muriendo gris hasta el próximo amanecer, cuéntenle a un ciego la experiencia, didáctica vital. Deberíamos dejar nuestras soñolientas vidas para huir montaña adentro en busca del arrullo del viento entre los almendros, cómo golpea el cierzo nuestro urbano tímpano, cómo se te eriza la piel con el roce de las patas de un grillo cuando nunca has logrado oír, necesitarías gritarle gracias a la vida; simples monos evitando adiestrarnos con el pulcro orden de las hormigas y su rutilante sociedad.

Nadie ha observado el fluir del agua en el abrazo de la lluvia, cómo se amolda al contorno de nuestra cara; cómo se disfraza de perfectos círculos concéntricos al besar los charcos... Tendrían que imponernos desde el colegio salir a correr sin el abrigo de nuestros padres para perdernos en la inmensidad de la vida, tocar y sentir el regalo que nos dio la nada, temblar de frío en la noche y sentir hambre, verdadera hambre, para valorar en su justa medida el plato que llevamos insensibles cada noche a nuestra mesa.

Llora la tierra cara a cara con sus hijos, indignada ante el derroche de días incinerados sin mirarnos los unos a los otros a los ojos. Suerte al ingenuo que muere con coche, mujer y piso sin haberse siquiera cuestionado su lugar en el mundo.

SOÑAR DESPIERTO

Suelo soñar a menudo con malvados que me persiguen en callejones oscuros, a modo de thriller de bajos quilates, oculto yo entre barriles en llamas mientras unos zapatos asoman bajo la batería de coches pistola en mano. Soñaba en tiempos con Freddy de perfil en el tejado, afilándose las uñas con una luna de queso perfilando su silueta, fue la pesadilla que me reventó los sueños de infancia. Sueño de modo frustrante que alguien me encabrita el buen hacer y al querer golpearle el pómulo izquierdo me flotan las muñecas; se condensa el aire y ralentiza mi puñetazo a la par que recibo una descomunal tunda a la velocidad del rayo mientras abogo por despertar sin obtener fruto alguno, encerrado entre sábanas. Sueño con gente a quien asesinan a mi lado y apenas me arranca una mirada despectiva, sueño con los míos que se fueron y me acuchillan la entereza al despertar rememorando que minutos antes no les presté siquiera atención.

Sueño periódicamente con caídas al infinito, empujones al vacío mientras el vértigo se anuda a mi garganta hasta hacerme despertar empapado en sudor. Sueño soñar con ladrones que, antifaz de cómic sobre la nariz, trepan por mi balcón y cruzan mi cuarto mientras yo trato de gritar con todas mis fuerzas, mas el simple susurro que alcanza a delatarles mi escondite es lo que único que alcanzo a vomitar de mi laringe. A veces lloro mares cuando despierto la duermevela y las pupilas se ensanchan de alivio al descubrir la sarcástica broma de la mente. Sueño con frecuencia el pasillo de camerinos, las escaleras que conducen al escenario en medio de una plaza de toros desbordada de gente a oscuras, y la guitarra que no aparece mientras un millón de ojos me escudriñan en busca de repuestas a mi insensatez.

Sueño con todos mis miedos, con el cúmulo de pesadillas que a su modo van moldeando nuestras personalidades bajo la almohada, en el barranco de realidades a los que arrojamos nuestras almas cada madrugada. Sufro como cualquier otro mortal lo hará también esta noche, desnudo ante la magnitud del terror más innato del hombre; más seguiré prefiriendo jugármela por un ratito más en los brazos de Morfeo.

Porque esos cinco minutos más de sueño, algún día serán el único modo de besarte sin que apartes la mirada.

CARTAS EN EL ARMARIO

Es fascinante la magia que desprenden las cartas antiguas. Seres olvidados en inmundos cajones desvencijados, bajo luces lúgubres y manchas de tinta gimoteante. Suelen aparecer de la nada tras infructuosas limpias, en el embalaje de una mudanza, o en polvorientas cajitas de zapatos amontonadas sobre el armario. Su poderío es demoledor, capaz de ahogar en un mar de lágrimas al más apuesto soldado o devolver la sensación de haber estado enamorada una vez a la desvalida ama de casa, sierva de un mastodóntico rufián. Poseen la potestad ansiada durante milenios de vidas por reyes y reinos, la del dominio absoluto sobre el corazón del hombre, acariciando o desgarrando a su antojo a lomos de simples y llanas letras ordenadas, toda una piel de escarpia sobre el alma de un titán. Depende en ojos de quién, puede llegar a matar la idea de un tiempo pasado mejor.

Y no hablan esas cartas de espanto ni fragor en la batalla, sino de almendros en flor y torsos desnudos bajo un cielo de verano. Hablan de seres que ya no comparten nuestros días, de musas que nos dejaron en la cuneta y quemazón en el costado izquierdo. Hablan de reyes magos, de fantásticos viajes y postales desde paradisíacas playas. Hablan de épocas sin embuste, intensamente degustadas minuto a minuto como si el mañana fuera a devorarnos sin compasión. Sinceras y hambrientas de problemas que más adelante ya cayeran sobre nuestras cabezas. Guardan esas cartas historias reales que huyeron para siempre entre miles de antenas y cables submarinos, desterradas a un pasado compartido con Olivettis y tinteros de pluma. Ahora que se nos nublan tras la cortina de años, amores vividos a flor de piel, a menudo intencionadamente obviados por la fragilidad de estos tiempos que corren, con mayor aplomo pero menor latido, con mayor recorrido pero apenas viveza en las palabras, en los gestos; en el modo de adorarnos.


Un batallón de palabras sería capaz de arrodillar al ejército más poderoso de la tierra, cabalgando a través de acuosas pupilas desbocadas hasta hacer añicos por completo la osadía, el coraje y el brío del más guerrero; dejándole desvalida el alma como a un niño que ha perdido a su mamá.

HASTA LA VISTA, MIRLO BLANCO

"- He estado en sitios no muy agradables, allá a donde voy está mucho mejor, ¿quieres venir conmigo?.
- ¡Vaya!, vas muy deprisa...
- Si vieras lo mismo que yo, también tendrías prisa.
- Bueno, esta vez es a mí a quien miran.
- ¡Eres preciosa!
- Me miran porque no estan acostumbrados a ver en su restaurante a chicas con vestidos de 3 dolares.
- Escucha nena, a ellos sólo les importa de dónde viene la gente, y lo realmente importante es a donde va.
- ¿Y tú a donde vas?.
- A donde quiera."

Enemigos Públicos

FELIZ NAVIDAD

Odio que el calendario me dicte cuándo deba disfrutar el tiempo del amor y la felicidad entre humanos, odio que me lo diga la televisión con padres que se besan y niños que devoran turrones, odio que me deseen felices fiestas los mismos que el resto del año me vuelven la cara. Odio sus correos con vomitivos deseos de paz entre los hombres, mucho más aún aquellos que tratando de ser originales, logran rizar el rizo de lo patéticamente insostenible con chistes de barrio que hacen carcajear a la plebe en torno a una mesa repleta de cigalas. Odio los trineos de un Papá Noel abotargado de Coca-cola que promulga regalitos con lazos impolutos días antes de que los reyes se cuelen por la ventana. Odio a las mentes frágiles que lavan sus manos donando calderilla al tele-maratón de turno para tapiar la triste realidad que esconden tras la cortina, odio que en primavera ese señor ya no se acuerde de África ni se preocupe por volver a hacerlo. Odio las multitudinarias ventas de juguetes que facturan en una semana el 75% de lo recabado en todo un año mientras un martes cualquiera los sueños de un niño se pudren en las jugueterías. Odio las ofertas masivas temporales de telefonía que tratan de maquillar con benevolencia hacia el cliente la millonaria planificación de su director de marketing.

Odio que los mismos que se jactan durante todo el año de promover campañas de ahorro energético, den desde noviembre lecciones de despilfarro social con millones de bombillas perfumando el hedor a crisis que tanto ayer nos acuciaba (el ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, se ha gastado este año 3,5 millones de euros, "sólo" un millón de euros más que el año pasado, en un alumbrado que emitirá 3000 toneladas de C02 a nuestra herida atmósfera, un nuevo lujo para un país que ya es líder en incumplir el protocolo de Kioto). Odio el colapso de líneas de teléfono la víspera del año nuevo para demostrarnos de modo lamentable que nos importamos, prefiero un te quiero inoportuno en una tarde cualquiera. Odio los putos villancicos que ensalzan la grandeza de un salvador que prometió venir a verme, odio los portales de Belén que caducan cuando crece el niño, odio la lotería por rescatar la esencia del corazón navideño que nos empuja a querer salir cuanto antes de éste maldito protocolo de la mano de un boleto, odio que pronto comiencen las fiestas en Agosto y me cuelguen una guirnalda de la toalla, odio que las empresas nos traten como a títeres invirtiendo un gran presupuesto en publicidad para recordarnos nuestro papel de consumidores sin criterio.

Odio que sean tan cínicos como para empapar éstas fechas de sentimientos entrañables en defensa de valores familiares y de elogio de la solidaridad con el único propósito de llenarse los bolsillos, odio que los borregos se aglutinen con los belfos rebosantes de uvas frente a un campanario, odio que hasta la gente de a pie se lucre (a río revuelto, ganancia de pescadores) del negocio con carísimos cotillones de etiqueta en los que no me dejan meter el piercing, odio que su actual modelo de consumo (del cual todos somos los únicos responsables de principio a fin) incremente el número de personas desnutridas en cuatro millones, mientras en estas fechas se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos, debido a descartes por exigencias estéticas del mercado, los fallos en la distribución de tan grandes volúmenes, etcétera. Odio a quien puso precio y fecha cada 6 de Enero a la hipocresía de obligarnos a regalar materialismo a quienes comparten nuestros días, pudiendo mostrarles nuestra honra con un detalle sincero y entrañable cualquiera de los 364 días restantes. Odio que nadie en éste mundo se replantee acotar el periodo navideño a la mera navidad de nuestros ancestros, desde Nochebuena a Reyes, como ocurrió toda la vida hasta la llegada de El Corte Inglés, lo cual supondría paliar en más de la mitad todo este derroche.

El espíritu de la navidad tiene resaca desde que una mañana me levanté con cara de candidato a rey mago.

EXTRAÑOS

Lo peor no fue respetar nuestro nuevo posicionamiento en la partida, ni ofrecerle una sonrisa tapiada de lágrimas, ni mirarla a los ojos temiendo no volver a verla en los míos. Lo peor no fue retraerme del roce de su mano, ni gritarle con mis labios sellados que nunca nadie sabría amarla tanto. Tampoco el saberme tristemente huérfano del derecho a rogarle que jamás se enamorase de otro, ni saber que, inevitablemente, siempre la querría.

Lo peor no fue volverme esquivo de sus pesares, ni hacer un chiste malo de cada asomo de debilidad. Tampoco fue la asunción de verla caminar ésta vida sin mis torpes andares, ni mostrarle el embalaje que ya empolva nuestras noches de estrellas de mar pendiendo del cielo, ni bailar cuando no quiero, ni soñar cuando no sueño más que con caricias. No fue tampoco el recital de miradas indiscretas que nos rodeaba al acecho de publicitar una exclusiva, ni decirle guapa como a cualquiera, ni la insulsa charla sobre cobardes nimiedades al otro lado del mundo que nos impacientaba, en los confines de una verdad que quisiéramos haber grabado a fuego el uno en el otro.

Lo peor fue verla de nuevo, tan feliz, insultantemente bella y radiante como recordaban las pupilas de mi memoria. Lo peor fue la consciencia de no volver a morderle la boca, fue sincerarme conmigo mismo y vislumbrarme el egoísmo. Fue brindar con mi ahora amiga y ahogarme en aquella copa. Lo peor fue la urgencia por hacer de los desgarros meras fisuras, por evitar los lugares que hasta ayer eran nuestros; por huir despavoridos a ninguna parte.

ES LA FALTA DE AMOR LA QUE LLENA LOS BARES

"Para algunas personas, de forma inexplicable, el amor se apaga. Para otras, el amor sencillamente se va. Si bien es cierto, por supuesto, que el amor también puede encontrarse, aunque sea solo por una noche. Sin embargo, existe otra clase de amor, el más cruel, aquel que prácticamente mata a sus víctimas. Se llama amor no correspondido. La mayoría de historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí, pero, ¿qué pasa con los demás? ¿Quién cuenta nuestra historia? La de aquellos que nos enamoramos solos, somos víctimas de una aventura unilateral, somos los malditos de los seres queridos, los seres no queridos, los heridos que se valen por sí mismos, los discapacitados sin plaza de aparcamiento reservada. Sí, estáis viendo a una de estas personas."

Holidays

LA EDAD DEL PORVENIR

Llueve, llueve sobre el cristal del autobús. Me pierdo en la fascinación del alargamiento eterno de gotas, esos pequeños riachuelos vivarachos que se deslizan sobre la transparencia del vidrio buscando fundirse con sus homólogos. Una muchacha morena de abrigo blanco y boina calada sentada frente a mí tiene la mirada ausente, clavada en otra dimensión, prendida de cualquier sueño válido que la rescate en su camino a la facultad.

No parece feliz, tampoco triste, simplemente no está aquí conmigo en ese asiento. Y podría haber reparado yo en cualquier variopinto ser de los que pueblan este angosto pasillo, refugio de aguaceros invernales. Podría haber sido la imperiosa señora madura de lila que, perfumada hasta los huesos, apoya digna el veloz correr de días en su carrito de la compra para seguir meditando su autoconvencimiento diario de quereres matrimoniales. Podría haber escrutado de modo vacuo, como sólo en un matutino deambular en bus puede llegarse a hacer, al entrañable abuelo de cabalgantes achaques, con su pañuelo de tela en el bolsillo y pulcro sombrero gris, que bajará en el Infanta. Infantil me observa encorvado desde su asiento, con toda seguridad envidiando el pasado que le voló de las manos; remoto antaño en que la muerte aún no mudó de barrio.

Pero no, aquella mañana advertí una inquieta sospecha hacia la figura de la muchacha. No hacia ella en su persona, más bien albergaba un recoveco de nostalgia en mi interior ante la memoria universitaria que en su día ya aparcara con su culmen. Me veía ahí, como ella, atrapado en mi vida de folios y madrugadas heladas esperando al 3, al 8, al 9... Cuentan los filósofos de parque que no saben leer, que no valen para nada, y hasta cierto es que el nivel medio roza el bochorno. Cuentan que pronto caerán cirróticos, o neuróticos con la María, o esquizos en el envés de una pastilla. Cuentan su adicción a internet, su terapia ocupacional y su desidia colectiva.

Pero nadie, en su sano o maltrecho juicio, se ha parado por un segundo a preguntarles a los niños del botellón el por qué, ni si los críticos repararon por un segundo revivir su adolescencia en tiempos del euro. Ni si es la incompetencia familiar o del propio gobierno, la que más debiera callar. Ni, sobre todo, pensar en la causa. Resulta en exceso cómodo cargar contra niñatos sin avergonzarnos por la herencia dejada en nuestro ombligo. Quizá simplemente el modelo esté obsoleto, quizá resulte que no sólo cambiamos de siglo, ni de generación, sino de conciencia.

Decía un tal Sócrates, cuatrocientos y pico años antes de que nuestro salvador comenzara la función con su truco estrella de panes y peces, que los jóvenes eran unos tiranos porque contradecían a sus padres, devoraban su comida, y le faltaban al respeto a sus maestros. A buen entendedor.

AMORES ETERNOS

Cuando descubrí que el amor fue un pecado a evitar, comprendí que ya era demasiado tarde...

Apenas una gota de rocío en la noche era mi cuerpo deambulando por las transitadas calles parisinas en inexorable dirección hacia la concurrida plaza de Saint-Germain-des-Prés. Aquel expresso con doble de azúcar en la terraza del Les Deux Magots arrastraba un presagio de bocas por educar. Hasta cierto punto, era cómodo el proceder al saberse vencido antes del combate; impersonal como una tumba señalada de antemano. No eran más de las once pero yo permanecía enfrascado en mi duermevela habitual, la que hacía desfilar diligencias en mi organismo rumbo al hipotálamo como mecanismo de defensa ante cualquier situación de inquietud. Aquella no era para menos, quizás, la que más.

Los amores juveniles son los más puros por su naturalidad y limpieza, por la sencillez de unas pupilas que boquiabiertas dan la bienvenida a un nuevo mundo de sabores dulces y maravillosos, nuevo mundo del que por una vez en la vida, tú eres su incontestable monarca. Se te quedan impregnados en algún rincón del alma, como el ambar de la savia se abotarga al escapar del corazón del árbol, para acabar agarrado de manera inquebrantable a su corteza. Nada más verla llegar cruzando la avenida, entendí que aquellos andares continuaban abanicándome aires gentiles y dóciles, igual que en el pasado en que altivo la lucía orgulloso por parques y callejuelas ante la celosa mirada del mundo que nos sobraba. Aquellos ojos seguían conservando exactamente el mismo brillo fulgurante de antaño; antaño de primeras miradas y modestas caricias.

Aquellas manos aún guardaban impresas mi primera depresión, mis regalos de aniversario y el suicidio de las golondrinas que jamás volvieron a vernos caminar de la mano. Aquella boca seguía siendo la cicatriz de todas mis heridas, con la misma precisión milimétrica para destrozarme la vida en un mero atisbo de sonrisa. Sin embargo, a pesar de la elocuencia de mis mesuradas palabras, mimadas hasta la locura para regalarlas a su oído con la mejor entonación, a pesar de mi oneroso perfume y mi ensayada galantería; en el momento exacto y preciso... Supe por fin que existen los amores eternos, porque el suyo nunca jamás lo volvimos a compartir.

Callan las bocas porque hablan los ojos, viven los celos porque mata el corazón. Nace otra muerte cuando da paso a la vida. Sueño otro mundo, pero siempre despierto aquí.

SIN RUMBO

"Aquel día, sin niguna razón en particular, decidí salir a correr. Corrí hasta el final del camino, y cuando llegué, pensé que tal vez podía correr hasta el final del pueblo. Y cuando llegué, pensé que tal vez podía correr hasta el condado de Greenbow. Noté que si había llegado tan lejos, tal vez podía correr a través del gran estado de Alabama. Y eso fue lo que hice.

Corrí atravezando Alabama. Sin niguna razón en particular seguía corriendo. Corrí derecho hasta el océano. Y cuando llegué, noté que ya había llegado lejos, y que tal vez debía dar la vuelta y continuar corriendo. Y cuando llegué al otro océano, noté que debía dar la vuelta y continuar corriendo. Cuando tenía sueño, dormía. Cuando tenia hambre, comía. Cuando debía... tú sabes, iba."

Forrest Gump

CARNE DE CAÑÓN

"¿Si estoy rehabilitado?. Pues déjeme pensar... Para serle sincero no tengo ni idea de lo que eso significa. Para mí sólo es una palabra inventada, inventada por políticos para que jóvenes como usted tengan trabajo y lleven corbata."

Cadena Perpetua



Es la cárcel el rincón más olvidado, aquel barranco al que acaban yendo a despeñarse los malos y también los buenos, lejos de nuestra impoluta y burocráticamente estructurada sociedad. Allí no hay túneles comunicantes con alcantarillas de la periferia ni muerden sus inquilinos pacientemente como antaño los barrotes con limas, allí todo pasa y queda entre los muros que la guarecen silenciosos, mudos, huraños...

Allí la esperanza se achanta y agiganta de la mano de un señor de pulcra toga y el ser humano queda rebajado a su condición de objeto con código de barras, sin edad ni condición. Sólo en la cárcel se puede oler la aflicción más honda y negra cuando es la privación de libertad el pan nuestro de cada día. Allí no hay rosas ni ventanales, allí un sólo cigarro tiene el poder de quitarte la vida y las sonrisas se tallan entre puzzles gigantescos que acabarán decorando paredes mientras las horas envejecen por minutos. En el penal se palpa la esencia de nuestro carroñero mundo de ricos y pobres, donde ambos reclusos conviven bajo un mismo techo en desigual democracia y bajo cuerda tienden sus trapos sucios.

Bajo el alambre de espino abrigan sus miserias ancianas con achaques, jóvenes asesinos múltiples confesos, duques de alta alcurnia y linaje, bibliotecarios desfasados y, sobre todo, gente triste y asustada a la que el destino barajó mal las cartas. La voz se ahoga porque a nadie le interesa tu causa, mientras la inexpresión de caras evadidas por esposas y niños en la letanía contrasta con la pureza de una lágrima en el rostro del hombre, no de uno cualquiera, sino del que desnuda su valiente gallardía desgarrado ante la abismal realidad de ser esclavo del calendario, de dejarse el alma arañando un vis-á-vis.

El presidio sólo se parece al que nos venden las películas en el estruendo del cierre de rejas, porque cuando el show acaba, la mirada aún se sostiene perdida demasiados planos seguidos.

EN LA FRAGUA DE TU BOCA


"A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo".
Jean de la Fontaine (1621-1695) Escritor y poeta francés.


En la fragua de tu boca forjé el beso que nunca nos dimos, yo que incauto vine a arder en la quema de dilemas a sabiendas de tu hechizante belleza...

En la nieve de tu nuca hoy se acurrucan mis palabras, solitarias bajo mares de distancia y noches largas; noches como aquella en que tuvimos la mitad de cada uno al alcance de la mano y señeros preferimos abandonarnos como luna del amanecer. Manos que pudieron abarcar el universo, mas optaron por el reposo de la nada; la quietud de un suelo firme y el sosiego de un presente repetido. Manos que remaron alejando de mi orilla pedacitos de nosotros en un canasto de mimbre, como alejamos ingrávidos de un zarpazo el melódico latir de un solo corazón; como hirió en el quebrantador regreso la sospecha de lo que pudo ser y no fue.

Vertido en tus ojos canela allí quedé para siempre, en el otro confín del mundo con mi vida sin mí, en las antípodas de la dicha.
Danza de lirios y rosas... Y nos mató la primavera.

SINERGIA EN EL VUELO

Escribo desde dentro, desde el hondo pasado, desde la presente llanura en que camino de la mano de nadie; del alma de todo. Se camina por vivir, por demostrarse a uno mismo lo infatigable de su ser, de la magia de ese aliento primigenio que nos hizo respirar, de esta alegría que se atraganta y escupe desconsuelos. No es el desconsuelo más que la afrenta por no sentirse parte de este mundo; mundo que ha de ser concebido en toda su salvaje acepción y discernido desde nuestra madura posición de animales a todas luces inferiores.

Escribo porque ayer tuve un sueño turbio y no hablarán de él ni prensa ni cantina. Escribo porque esta noche será maravillosamente negra y nadie se detuvo a darse cuenta, porque el cielo es demasiado bello para callarlo. Callar como lo hace el gato avizor de la luna, sigiloso transitando el aire en un descenso aplastantemente plástico a la cornisa de la vecina amada. Amados son mis celos al anónimo certero que me avinagra en dos renglones las ansias de morir poeta. Bendita la tinta que vierten las personas que se afanan en no ser leídos más que por sus propias pupilas.

Escribo para sanar esta codicia de besos, este infortunio de puertas cerradas; estas arrugas que sin aviso el destino me prendió en la cara. Cara que en dos de moneda jugó su suerte al todo o nada y meramente humana ahora malvive gesticulando conformidad. Conforme a modales impuestos saldrá de nuevo el sol por oriente para regar de luz los campos, campos de matorral y jilgueros azorados por volar presurosos de sus jaulas... No podemos ser dueños de nada.

Escribo porque sólo se envejece cuando dejas pasar la vida de largo.

PRETÉRITO DE VIDAS

"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible."
(Arthur C. Clarke. Escritor inglés de ciencia ficción)

Cuando apenas sumaba altura para colgarme del picaporte de mi zaguán ya fui vendedor de dibujos a carboncillo y óleos a paleta de marquetería. Amaba los contornos de los paisajes y el perfil de las caras que para mí posaron; me colgaba de la amalgama de tonalidades que me regalaban las tardes en el paseo marítimo y suspiraba por arrancar del mar la plata que le posaban las nubes en aquellas tardes de invierno.

De las nubes bajé a tierra firme para dedicar mi empeño en secundar a Martínez Ares en su propósito de nuevo asalto al Falla. Fui el contraalto soñado por las mozuelas, con mi trino de jilguero inquebrantable y un tablado enmohecido a barlovento invitándome a cantar. Pero mi canto se tornó fisgón indiscreto y tuve que marchar a ejercer de intrépido arqueólogo en la riviera maya. Allí me perfumé con el halo de espiritualidad suicida concebida siglos atrás y destroné a mi indiferencia con la pista que necesitaba para retornar a Auschwitz en busca de mis orígenes. Tras lograr infiltrarme en las SS previo soborno a Heinrich Himmler, logré cruzar Cracovia oculto en los bajos de aquel sucio y desvencijado Panzer. Justo frente a la alambrada comencé a rodar la que a la postre sería mi más reconocida obra y Guido Orefice de la sabia mano de Benigni consumaron el milagro. Milagro que voló de sala en sala hasta que, rumbo a Los Ángeles, se precipitó en caída libre en pleno triángulo de las Bermudas. Milagrosamente fui el único superviviente de aquella tragedia, hecho que me otorgó el privilegio de naufragar bajo el suntuoso canto de tres sirenas que me escoltaron hasta las costas de Florida. Allí, despojado de todo atisbo de añeja fama, invertí hasta mi última gota de honra en regalarle sólo a quien supo ver más allá de mis andrajos el don más preciado del hombre, lo único que me quedaba en propiedad; mis poemas.

Cuando la vida regale altura y razón a esos locos bajitos que ensimismados con sus globos de colores se detuvieron aquella mañana frente al palacio de Orlando a escucharme sin atisbo de discernir nada en absoluto, pero con las pupilas y el corazón restallantes, sabré si al fin mi última obra valió la pena.

LOS HIJOS MALDITOS

"Veo mucho potencial, pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas, o siendo esclavos oficinistas... La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos.

No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos y eso hace que estemos, muy, muy cabreados."

El Club de la Lucha

EL PRECIO DE LA VIDA

"Este coche, Goeth lo habría comprado. ¿Por qué me lo quedé?. Habría salvado otros diez. Diez personas. Diez personas más. ¿Y ésto?. Dos personas. Es de oro, dos personas, me habría dado dos personas más por el alfiler. Por lo menos una. Una más. Una persona más. Una persona Stern. Por ésto... Podría ... Podría haber salvado una persona más, y no lo hice ... no lo hice ... no lo hice".

La lista de Schindler

LA DANZA DEL SILENCIO

"Engarza en oro las alas del pájaro y nunca mas volará al cielo."
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.


Yo sólo quiero saber si me extraña, si piensa en algún otro, en cualquiera que no sea yo. Si una sola vez añoró mi presencia, si al ver un algodón de azúcar se le desboca como a mí la nostalgia en zagal estampida. Yo sólo quiero saber cuándo sueña haber llorado por mí, cuándo me olvida, si por un instante anhela de veras vestir de mis costumbres su monotonía. Necesito trocarme con su espejo, cobijarle de la lluvia el pelo... Que el desenlace sea veraz como el latido que me provoca, que nadie en el universo vuelva a perfilarle la boca.

Tan sólo quiero hacer del charco que pisó historia, que le escriba un guión aun torcido a mi memoria; que me mire y sepa ver lo que le grito. Yo sólo quiero cruzármela diluviando en la calle, correr sin temor al murmullo ajeno, reposarle la mano en las mías y recitarle a sus ojos de almendra madura una poesía que le vuelva dócil la tibieza, que le revele mi rinconcito vacío en el mundo. Yo sólo ansío su tacto de plumas, su perfume postrero y su voz de plata fina, a pesar de no haberla rozado, olido ni oído jamás; sólo al norte de un arrullo de canciones.

Tengo que saber en qué paraje la marchitará de tiempo la vida, para algún día barrer el suelo que olvide caminar.

(Para Ariel con cariño)

COSAS BONITAS

"No hay que tener vergüenza y decir las cosas bonitas, porque bastante feo está el mundo para estropearlo nosotros, porque ser amable no cuesta dinero... Yo toda mi vida he estado fregando escaleras, terrazas y de todo... Y sé que lo blando gana a lo duro, pues yo no he visto mancha por muy dura que sea que no salga con el agua. Hay tanta gente sola en el mundo como mi hijo, muriéndose por falta de cariño, tanta gente que necesita un beso nada más… Porque los besos son blanditos como el agua y quitan muy bien las manchas de la soledad por muy duras que sean. Con lo bonito que es ayudar a las personas..."

Cándida

NUBE DE ALQUILER









Ahora que mis canciones saben tan diferentes,
hogueras de emociones que destiñen a la luz
de una vela sin tarta; de un eclipse de luna
sin la soga que apriete las riendas gastadas
cuando falte el amor.

Ahora que me conformo con barrer los portales
de besos y retales salpicados de voz,
si dios le da la espalda a un corazón malherido
lo abrigaré con el peso y la sombra alargada
de un futuro mejor.

Entre campos de amapolas,
y una nube de alquiler
se disfraza la vida de escarcha
cuando vuelve a amanecer.
Pasatiempo a merced de un destino
que pensara por los dos,
ilusiones que cortan el viento
sin lograr algo mejor.

Ahora que mi consuelo es una calle mojada
sin sábanas de seda ni una mirada azul.
Qué lleno estaba el vaso que vertimos anoche,
y otra vez vi caer castillos en el aire
cuando sobra el amor.

MI JARDÍN DE LOS RECUERDOS


Rumbo perdido en la vida de tantas miradas
que esconden la pena en pañuelos bajo la almohada.
Niebla que inunda los parques cargados de besos,
sueños nadando en la orilla que deja el silencio.

Porque no puedo olvidar tus labios amargos,
si arrecia el temporal te subes a mi barco
y nos vamos a navegar.
Hay que ver cuanto has tardado
que los años han pasado
y la gente no es igual.

Abro a cada paso mi jardín de los recuerdos,
hoy la lluvia no son sólo
gotas de agua sobre tu pelo.
Pero cómo pasa el tiempo
que en la cuna me hice viejo
y sólo quedan estos niños
sin cometas en el cielo.

A las raíces profundas no llega la escarcha
y cubro de sal el camino que lleva a tu casa
para que nunca se hiele el sendero de vuelta;
para que nunca me olvides si cierras la puerta.

EL PESO DEL ALMA

"¿Cuántas vidas vívimos?. ¿Cuántas veces morimos?. Dicen que todos perdemos 21 gramos en el momento exacto de la muerte, todos. ¿Cuánto cabe en 21 gramos?. ¿Cuánto se pierde?. ¿Cuándo perdemos 21 gramos?. ¿Cuánto se va con ellos?. ¿Cuánto... Se gana?.
21 gramos, el peso de 5 monedas de 5 centavos, el peso de un colibrí, de una chocolatina... ¿Cuánto pesan 21 gramos?."

21 Gramos

ENTRE BAMBALINAS

Por fin llegó el día, hoy toca Gran Teatro, hoy toca volver a Cáceres, a tocar de nuevo otro cachito de cielo en los ojos de la gente, esa gracias a la que seguimos aquí otro año más. Apenas resta una hora y furgo dirección norte, seguro que será otro sueño cumplido, como el de recitar mañana en Zafra de la mano de mis hermanitos Jorge y Jose, con nuestras caras pintadas de cera y las letras derramadas en la boca. Pero el Sábado será mi día, al menos el mío, el primero en que me arrope por completo con mi bendita gente llegada desde un rinconcito allá en el Sur, toda mi gente con mayúsculas, todos mis amigos desde la infancia, mi familia, mi hermano, mi madre... Y tú, que eres el más grande y como tal me oirás desde la reserva de palco que siempre te guardo a la izquierda del pecho; no osaría mezclar dioses con mortales. Sé que me darás toda la fuerza para sostener el frenetismo desbocado para ir luego al Marcelo Nessi la semana que viene a repicarle los corazones a los chavales que no tuvieron tanta suerte por un rato; para irnos el sábado a comernos Vigo de punta a punta del mapa y rematar al día siguiente bajo los focos de Ponferrada. Volveré la semana siguiente por Talavera para llevarnos el penúltimo pellizquito de aliento antes de culminar en Madrid bajo el discurso del Gran Wyoming. Luego ya vendrán los malditos turrones, portales y ratos de olvido, pero al menos estaré de nuevo en casa, con los míos, tirando palante, como siempre, palante. La una ya... Me voy a la ducha, que comienza el espectáculo.

CONMIGO MISMO

"...Puede que yo sea la única persona sobre la faz de la tierra que sepa que eres la mujer mas fantástica de la tierra, puede que yo sea el único que aprecie lo asombrosa que eres en cada una de las cosas que haces, y en como eres con Spencer, y en cada uno de los pensamientos que tienes, y en como dices lo que quieres decir y en como casi siempre quieres decir algo que tiene que ver con ser sincero y bueno, y creo que la mayoría de la gente se pierde eso de ti, y yo les observo preguntándome como pueden verte traer su comida y limpiar sus mesas y no captar que acaban de conocer a la mujer mas maravillosa que existe, y el hecho de que yo si lo capte me hace sentir bien, conmigo mismo ¿Eso es algo malo para poderte tener cerca para ti?"

Mejor... Imposible

ANTÍPODAS

"...Mientras no defiendas la incoherencia del coherente frente a la coherencia del incoherente, jamás podrás ser mía. Un mundo sin locura sería para mí demasiado mundo y la locura sin mundo, querida, el único rincón donde creo alcanzar a olvidarte."

(Retales de mis noches de desvelo)

AGUA PASADA

Lo peor del amor cuando termina
son las habitaciones ventiladas,
el solo de pijamas con sordina,
la adrenalina en camas separadas.

Lo malo del después son los despojos
que embalsaman los pájaros del sueño,
los móviles que insultan con los ojos,
el sístole sin diástole ni dueño.

Lo atroz es no querer saber quién eres,
agua pasada, tierra quemada,
que de igual esperarte o que me esperes,
que no seas tú entre todas las mujeres,
que la cuenta está saldada.

Las canciones de amor que no quisiste
andan rodando ya por las aceras,
las tocan las orquestas de los tristes
pa' que baile don nadie con cualquiera.

Las maletas que llegan sin tu ropa
giran perdidas por los aeropuertos,
la pasión cuando pasa es una copa
de sangre desangrada en el mar muerto.

Remendar las virtudes veniales,
condenar a galeras los archivos,
cuando al punto final de los finales
no le siguen dos puntos suspensivos.

J.Sabina

SE NOS FUE DE LAS MANOS

Se nos fue de las manos el ansia por recuperar el tiempo sumado y perdido, por mirarnos sinceros a la cara y reirnos del paso de estos años que tanto nos dieron y quitaron desde que Don Juan nos viera crecer bajo su bigote en aquel pupitre verde. Porque hay gente eterna como nosotros, que envejece peinando canas pero jamás crece. Se nos fue de las manos la vida, sin saberlo nos fue haciendo más sabios cada día hasta crear este amago de adultos en el que sin querer nos hemos convertido.

Se le fue la mano al día entre puentes y arena, con la Maru cazando gaviotas y el levante agazapado en una duna. Se le fue la mano a la noche coleccionando guiños en alcohol, con el gruñido de la policía y nuestros divinos carnavales en la guitarra, con el nuevo destierro de los borregos y la guinda al pastel lejos de casa... Dará gusto maltratar tanto este cuerpito siempre que de acompañarnos por enésima vez en la madrugada se trate, cuando deba perder una vez más el crédito la gente al vernos rozar los 30 juntos todavía, cuando uno continúe siendo orgulloso valedor del tesoro que encierra desde antaño esta amistad que ni se compra ni se vende, porque siempre fue consciente de que el camino antes o después nos juntaría para siempre.

Se nos fue de las manos, esta vez sí. Bendita la hora en que por fin pudimos saldar cuentas parciales con ese pasado que no desunió pero sí distanció nuestras sendas. A la saca amigo mío, porque como bien sabes, esto es luego lo único que queda. Te espero en la próxima parada con la sonrisa desatada y el corazón latiendo rumba tras el telón

EL DISFRAZ DEL AIRE


"Error funesto es decir que hay que comprender la música para gozar de ella. La música no se hace, ni debe jamás hacerse para que se comprenda, sino para que se sienta."
Manuel de Falla


Yo creo en la música, es lo que da sentido a esta vida, la esencia absoluta e inamovible de la misma. La música es el arma más poderosa de este mundo, pero sólo para los que sabemos oirla. La música es la conexión directa a las estrellas, lo que nos unía a todos en armonía cuando aún flotábamos en el vientre materno sin saberlo, el por qué ansiado; el principio de causa. La música es el lenguaje de la vida, hay que amarla más que a la propia vida, incluso más que a uno mismo. Desde pequeños la sociedad fue cerrándonos los oídos a base de hipotenusas, visigodos, cordilleras y frases subordinadas, ahogándonos el don divino de escuchar los labios de una alondra, el azote de un maizal, el desplome fatigado de una ola que vino a morir a la orilla. El idioma del mundo y su verdadera Torre de Babel.

A los melómanos natos nos contaminan las directrices del solfeo y sus partituras. Sólo nos reconfortan los acordes llanos y sucios en su ejecución, las melodías sin batuta, sin recargo. Simples, valientes y magníficas por su carencia de artificio y pureza de embuste. Notas canallas, maleducadas y callejeras que sólo andando por el filo de la navaja esbocen una sonrisa. La música no se aprende en los libros, está ahí afuera, saltando de alma en alma, obviando a los desagradecidos y anclándose al corazón sonoro; el que hasta en el latir sabe acompasar el ritmo del universo. No son cuerdas, vientos ni sones percutivos, es el disfraz del aire. Ese que se cuela bajo la piel sembrándotela de mariposas. Entra por el oído y agiganta al niño que llevamos dentro dándole el empujoncito necesario para enamorarse una tarde de domingo, inflándole el pecho con la armonía de un arpegio hasta gritarse en la garganta con la furia de los siglos que paciente supo esperar el ser humano para parir un piano, una guitarra, una flauta travesera...

Son los instrumentos los dedos del verdadero Dios, el que guarda el secreto de los tiempos encerrado en el tronar de una tormenta, el chapoteo de la lluvia o el crujir de la tierra yerma. Escuchar es algo que se hace intencionadamente, mientras que oír es algo que sucede independientemente de nuestra voluntad. Por eso podemos oír sin querer. En cambio, es imposible escuchar sin querer porque dentro del concepto de escuchar está la idea de intencionalidad. Quien sepa oír y escuchar con el corazón, podrá decir que realmente ha vivido.

LA BELLEZA DEL MUNDO

"...¿Quieres ver lo más bonito que he grabado en mi vida?.

Era uno de esos días en que está a punto de nevar y el aire esta cargado de electricidad. Casi puedes oirlo, ¿verdad?. Y esa bolsa estaba bailando conmigo, como un niño pidiéndome jugar. Durante quince minutos. Es el día en que descubrí que existe vida bajo las cosas, y una fuerza increíblemente benévola que me hacía comprender que no hay razón para tener miedo, jamás.
El video es una triste excusa, lo sé. Pero me ayuda a recordarlo, necesito recordarlo. A veces hay tantísima belleza en el mundo que siento que no lo aguanto, y que mi corazón se esta derrumbando..."

American Beauty

LOS OJOS DEL VIENTO

"El gato no nos acaricia, se acaricia contra nosotros."
Conde de Rivarol (1753-1801) Escritor francés.


Sobre los acantilados muere la tarde. Sobre los pinos que devoran las entrañas de su roca en busca del carente y agónico sustento muere una vez más el día. Día que un día nosotros quisimos hacer día, acotando su amplitud a un abanico de veinticuatro horas, así como en su día otorgamos a Noviembre las lluvias, a Julio el bochorno, y al año cero el advenimiento del primer comunista. Fuimos nosotros, con atuendo de época, quienes otorgamos su santificación al santo, a todos los santos, no lo hizo el carácter divino redentor del dios padre todopoderoso; él en su bendita omnipresencia no bajó de los cielos a canonizar a ningún siervo, hoy tampoco lo hace; seguro que prefiere aguardar la primavera para poder pasear pintoresco de nuestros hombros entre cornetas y tallado a manos del hombre; a mano humana y pecadora.

Sobre los acantilados pesa el espanto del suicidio, inmerecido rango del estado mental para una mole cuyas paredes en estratos lamen a olas los siglos desde milenios anteriores a la edad del hombre. Cuando nómadas frutales aún no habían oido nombrar la magestuosidad del mar, ya las gaviotas habían colocado a orillas del oceano en los surcos del precipicio su nido de algas y las golondrinas marinas revoloteaban alegres bajo un cielo diáfano y límpido. Somos tan mortales como ellas, desde las cavernas hasta el ejecutivo más ambicioso, pero nuestro afán por endiosar nuestra causa promulga tiempos nefastos gracias a nuestra eterna sabiduría.

Se nos olvida mirar, mirar a los ojos del viento. Él arrastra en su corriente las edades del poniente y el levante; él barrió de calima medio mundo cuando la vida quiso brotar, y sembró de polen la yerma llanura hasta tupirla de verde cuando aún no éramos ni de lejos un proyecto de futuro. Él es tan viejo como la tierra y tan sabio como el fuego, hizo respirar a todos y cada uno de los miembros del trillón de especies evolutivas que, en estos pasados cuatro mil quinientos millones de años de volcanes en bíblica erupción, tuvieron la enorme suerte de no pisar nuestro camino. Nosotros, como homo sapiens evolucionados (ironías de la vida) llevamos apenas medio millón de años frotando una con otra dos piedras de sílex para lograr esa chispa tan celosamente conservada en las entrañas del mundo. Pregúntale al viento por qué tuvimos que venir a latir a las venas de este mundo, por qué no nos barre de la faz con nuestras malditas miserias ególatras. Pregúntale si valió la pena darnos aliento, ahora que nos miramos a la cara y lloramos, porque el mundo por fin ya es nuestro.

PRENDÍ LA FLOR









Prendí la flor de lis en tu pelo,
prendí la flor de lis sintiendo
que se me escapaba el tiempo.

En tus besos serios, fieros,
prendí la flor y en mis dedos
sentí que todo marchita,
que todo se nos escapa
como los trigales lentos,
lentamente hacia el olvido;
lentamente, sin remedio.

No pasa el tiempo desde que te fuiste,
no hay meses ni años en el calendario.
Soy como el árbol volcado
que no acaba de secarse.

Un tango arrabalero y dulce,
tan dulce como la melaza
quiero mi vida escribirte.
Quizá para recordarte
que el amor sólo es entrega
y que a veces, oro es
lo que junto a ti reluce.

Un tango pendenciero y triste
quisiera amor escribirte.
Como una noche de farra,
como un amanecer en una cama extraña.

Tango de la lejanía,
del amor de un solo bando.
Lo que sentí junto a ti
jamás lo sentiré en otros brazos.

(Manolo García)

EL COMPÁS DE ESPERA

Tumbado en la cama de este hotel anclado en las afueras de Navarra, con el sonido del telediario de fondo y la soledad que otorga la distancia a la bolera que ahora pueblan mis compañeros de grupo, el mundo se hace lento. El girar de las manecillas se embriaga de tedio cuando me sobrevuelan los despojos de la hambruna de sueño, la sobrecarga de vivencias a menudo se derrama de la retentiva de mi mente, se me desborda la capacidad de plasmar en el recuerdo tan magna desproporción de anécdotas en contínuo nacimiento.

A escasas dos horas del comienzo de una nueva batalla en el escenario, reparo en el callado rumor que arrastran a su paso las nubes. Nubes que poco a poco encapotan de gris la tarde noche de este viernes de resaca inusitada bajo la batuta y comandancia del señor de los vientos de la montaña. Quiero oir el reposo, la monotonía de las vidas que colindan esta habitación. Vidas de paso, vidas con vidas tan lejanas a la mía como lejanos van quedando los recuerdos que imborrables nos parecen despues de cada actuación.

Estoy tranquilo, estoy bien, quizá demasiado como para subir conectado tras el chequeo de camerinos. Supongo que de algún modo los mas de cuatrocientos conciertos que llevamos paridos en el camino aminoran la adrenalina del preludio, es bueno descubrir esa conciencia de madurez que sólo en el letargo de este previo logro saborear. Corren malos tiempos para la lírica, pero siempre nos queda el aplauso que nos alimenta cuando la fortuna descarrila. Siempre nos queda el baúl de sonrisas en la gente, pronto no sabremos donde meterlo. Siempre quedamos nosotros, los míos, mi familia entre acordes. Qué suerte la mía vivir en este submundo de acoples, carretera y top manta, por nada cambiaría este pellizquito aquí adentro, ahora que el sosiego se va diluyendo, la paz se despide; comienza el espectáculo.

CALLE ESPRONCEDA


"Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro."
Graham Greene (1904-1991) Novelista británico.



Los primeros besos limpiaron mi calle Espronceda de gomitas de Petisme allá por los noventa. Macetas en el alféizar y sacos de arena explotando en la lúgubre azotea de mi vecina. Vi deambular pausados los minutos desde la perspectiva que me daba el zócalo bajo de mi casapuerta repleto de indios de colores al acecho de una caravana de Playmobils. Jugué tanto, tanto... Sobre alfombras, sobre mesas de bar, sobre arena, sobre escalones sin limpiar... Amé a mis He-mans y mis Gi-Joes como sólo un corazón limpio puede llegar a amar. La sagrada religión de los coches que compramos por cientos "ancá Kacún" para poblar de carreteras la azotea del Zájara, a ratos con el tapete del Pro Action Fútbol, a ratos con Hero-Quest y Cruzada Estelar. A ratos con castillos, barcos piratas, helicópteros, fuertes y zoológicos de los Clics; a ratos con cartitas de fútbol y porterías de cartón con redes de cebolla, pero siempre allí, en las impolutas losas de aquella azotea en compañía del girar de la lavadora y el olor impreso a ropa limpia que embriagaba nuestro conileño barrio.

Los primeros besos exiliaron al molino viejo a los cuerpos que hasta entonces moraban, como en pisos de realojo, zagales con los dientes picados y monedas de cinco duros. Allí, bajo lluvia y levantera, desde "ancá Cati" hasta el garaje del Rubio, continuan danzando entre la chatarra del coche desguazado nuestras naves espaciales pintadas a tiza y dirigidas desde el tubo Black Trinitron del televisor que despiezamos en busca del imán mas poderoso de la tierra. Allí seguirán por los siglos de los siglos nuestras tiendas con mis dibujos a Plastidecor de Goku, Óliver y Benji; de conchitas pintadas y sobres sorpresas de a duro, nuestras cruces de mayo, los bocatas de chorizo picado, el afilaó, los insectos que cazamos con formol y un cazamariposas desvencijado. Se quedan allí la bañera amarilla de mi padre, el pimplato y la comba con la que un día no nos sentimos mariquitas, Hotel y los cromos de Panini. Se quedan para siempre nuestro Club Megamix (que no Megatrix), Trafalgar 33, el ladrillo en el Talbot del demonio, nuestras camisetas heavys, la apendicitis el día de Lola Flores, los teatros nocturnos, nuestras mil y una noches jugando a la botella, Jaimito's boys... Tanto cabe en una calle.

Los primeros besos asesinaron mis vinilos de Duncan Dhu y tapiaron nuestras chozas bajo tierra. Me arrancaron de cuajo las ganas de coleccionar los "Toi" de Bollycao y los troquelados de los Power Rangers. Ellos fueron los que te robaron el balón amarillo y rojo de los Phoskitos, los que nos metieron la vergüenza en vena mientras jugábamos a ser Tortugas Ninja en los montones de arena; los que llenaron de adosados nuestro campo de Bicicross, nuestro campo de fútbol, nuestro campo de beisbol... Aquellos besos incineraron los libros de autoaventuras en la calle de Agustín y Pepe, mandaron al olvido a la moto azul de Robustiano el abuelo de Coral y nos despojaron de nuestro bien mas puro, la inocencia. Con ellos crecieron de golpe Mari Carmen, Antoñita, Lucía, Paqui, Juana Mari, Antoñito, Kiko, Fran, Mari Loli, Anita, Coral, Agustín, Pepe, el Rubio, el Rizo... Y a nosotros dos, amigo mío, también se nos fue de la mano el conejo de la suerte.

(Del Vivas con cariño pal Zájara)

CAMINANTE NO HAY CAMINO

"...La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida."
Cervantes



Proclamando libertades nos fuimos en el ocaso del verano a Barcelona, a darnos cuenta de cuan ancha puede ser Extremadura, poblando de banderas un escenario aliñado con morcillas y cerveza. Así repetimos poco despues por Vic, con su estandalache de propagandas al mejor postor, sus cantantes a capela, sus estrafalarios percusionistas con tuberías y cubos...

Divulgando franqueza regresamos a Madrid con un caballo de madera y Migueli con su percuta por los suelos. Gente entrañable y cuatrocientas gargantas coreando en la capital nuestras benditas malditas canciones. La noche se hizo larga, tanto que fueron tres a falta de una. Hubo paradas de metro que me azotaron con la nostalgia de tiempos pasados pidiendo con Jose en los vagones y durmiendo en el Retiro, esa primera picardía que inculcaba un mundo aun por ordenar de manos del niño poeta. Acudimos a "El Larguero" para poner cara a las voces que me encajaron los dientes desde zagal, y caradura a los que aguantaron hasta la una para oir nuestra sarta de idioteces. Miren fue simplemente fantástica, ojalá pronto recorramos tambien la patria vasca.

De allí a Salamanca con el eterno Camelot y unas escaleras plagadas de negros recuerdos, cena rapida en el burguer, ducha acelerada en la habitación de Nuria y muchas risas con Joaqui. Las copas y la afición ecuestre siempre fueron de la mano. Guadalajara al día siguiente fue resaca en vena, una sala heavy palmeando rumba, la sorpresa en la mirada ante tan buenagente. Los chavalitos que no tenían para la entrada, Celima en la mesa de sonido, Baileys con 2 hielos y una partidita al Tetris. Los camerinos con "Fran Perea el que lo lea" taladrados de boquetes, recogida de cables y pal hotel de cabeza que no puedo con mi alma. Toledo llegó a las pocas horas con sus tapitas de medio día, la comidita en el bar del camarero que no le sirve albóndigas a Jose y un montaje distraido. Camerino engalanado, graves que se cuelan, pilas que se agotan en la guitarra, y otra vez la tropa de Guadalajara que se encaja a vernos pidiendo el eterno "A tu lado"... Cubatas por doquier, Conchita y a la furgo de vuelta apenas digerida la madrugada.

Murcia seis días después se llamaba 8 horas de carretera, una y pico perdidas buscando la Sala (que al final resultó estar a un minuto del hotel), y un sonido de lujo. Qué maravilloso es cuando suenas bien, sólo desde el escenario se puede llegar a comprender en toda su amplitud este aparentemente sencillo concepto... Luego del bolo, cumpleaños por todo lo alto con Jose y Joaqui hasta que por fin cantó el gallo a las 11 de la mañana. Cervezas y cervezas, pizzas, Loquillos y Barricadas entre gente con tan buen rollo como para desear volver pronto. El regreso, una odisea grua incluida por un depósito vacío y el temporal arreciando en plena llanura... Así somos, de aquella manera, y nos quedamos filosofando hora y media sobre piedras y flores que crecen en la nada. A veces una nube es mucho más que gotitas de agua.

En el horizonte inmediato vislumbro Pamplona, Valladolid y Navarra; otro saco de experiencias y sueños cumplidos que desgraciadamente uno no acostumbra a valorar.
El éxito consiste en obtener lo que se desea. La felicidad, en disfrutar lo que se obtiene. Bendita mi suerte de pertenecer a este rebaño de cabras.

SINCERAMENTE TUYO








No escojas solo una parte,
tómame como me doy,
entero y tal como soy,
no vayas a equivocarte.

Soy sinceramente tuyo,
pero no quiero, mi amor,
ir de visita por tu vida,
vestido para la ocasión.
Preferiría con el tiempo
reconocerme sin rubor.

Cuéntale a tu Corazón
que existe siempre una razón
escondida en cada gesto.
Del derecho y del reves,
uno solo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.

Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.

No me pidas que no piense
en voz alta por mi bien,
ni que me suba a un taburete
si quieres, probaré a crecer.
Es insufrible ver que lloras
y yo no tengo nada que hacer.

J.M. Serrat

NADA DE CHUCHERÍAS

"...Empieza el juego, quien no haya llegado ya no juega. Se precisan 1000 puntos. El primer clasificado ganará un carro blindado nuevo. Menuda suerte. Cada día leeremos la clasificación por ese altavoz de allí, al último clasificado le colgaremos un cartel que dirá: Asno. Aquí en la espalda. Nosotros estamos en el equipo de los súper malos que gritan sin cesar, quien tenga miedo pierde puntos. En tres casos se pierden todos los puntos: los pierden, uno, los que empiezan a llorar, dos, los que quieren ver a su mamá, tres, los que tienen hambre y piden la merienda. ¡Nada de eso! Es muy fácil perder puntos, porque hay hambre. Yo mismo ayer perdí 40 puntos porque no pude aguantar y pedí un panecillo de mermelada. De albaricoque. Y el de fresa. Y nada de chucherías porque nosotros no os las vamos a dar, nos las comemos todas nosotros. Yo ayer me comí 20. Me duele la barriga. Pero estaban buenas. Os lo aseguro. Perdonad que me vaya enseguida pero estamos jugando al escondite y sino me tocara parar..."

La Vida Es Bella

YO, MI, ME, CONTIGO

Aquella noche, la misma que hoy por capricho del calendario, aún era yo. Aún no sabía que las palabras y el afecto podían sentirse tan carentes de todo, tan vacías; llegar a valerme de tan poco... Aún hervía la enésima sopa de sobre y se mascaba el humo del Chester de después. Sonaba la radio aquí, justo enfrente del río, con los mosquitos poblándome el techo. Yo seguía pendiente como los últimos días de si por fin un presidente negro a la mañana siguiente sería el amo y señor de los rumbos de nuestras vidas, ganaba por goleada en casi todos los estados; tragedia republicana, y la noche era apaciblemente fría. Un par de días y dejaría los 26 aparcados en ese huequito de la memoria en que archivo mi colección de años pasados, cada cual con sus mejores y peores momentos; me dormí con el transistor cargado de porcentajes, lo que es la vida... Amaneció, y al sonar el móvil mientras me lavaba la cara frente al espejo, murió el niño que un día fui; para siempre

Ayer fue hoy. Hoy era feliz, hoy era normal. Hoy tenía una novia que me quería, un grupo al que dedicar cada minuto de mi vida, ventura en el hogar y una clase de guitarra esperando mi llegada. Hoy era mucho más simpático con la gente, condescendiente con las injusticias ajenas; infantil ante un mundo que ofertaba sólo cosas buenas, las que el vecino envidiaba de mí. Exactamente este día y a esta hora el suelo era firme, mi presente era estable, mi futuro sólido, el desamor un pánico aterrador, la zozobra suspender un examen, el dinero un mero tropiezo, el firmamento sólo estrellas, la nostalgia un capricho, el vértigo miedo a las alturas, llorar...

El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas... Yo cuento los días para escupirle a Dios a la cara.

EL MAR DE LAS PESTAÑAS

Yo jamás podré comprarte aquel vestido que siempre quisiste tener, jamás posaré en tu anular sortija más valiosa que la mirada que un día nos una de por vida; pero te mostraré la luna con los pies enterrados en la arena, como sólo las gaviotas saben ver.

Yo jamás claudicaré a la suciedad de este mundo, a sus prisas, a su monótono desfile de ánimas acicaladas con traje de domingo y su correcto cumplimiento del deber. Yo nunca olvidaré los rincones en que me hice mayor, las esquinas en penumbra donde el cielo se hizo tierra por un ratito; ratito de gloria tan grande como una vida encauzada por los que realmente tanto me quisieron. Yo nunca amaré ciudades por encima de pueblos, pueblos llanos de barbarie y miel, tan sinceros que a codazos me estiraron el alma hasta hacérmela inmensa.

Yo jamás prometeré besarte, mas llegará un día en que descubras cuantos de mis besos te caben en la boca. Jamás abandonaré por ti mi senda, mas serás tú quien por verdadero amor quiera caminarla conmigo a cualquier precio por verme feliz, por sentirme pleno. Yo jamás dejaré que por pena te cuelgue el mar de las pestañas, será mi saliva quien calme tus desvelos cuando el ansia ahogue tu risa, cuando creas estar sola bajo la cúpula del firmamento. Yo no tendré entonces para ofrecerte querida, más que la acera que de mi mano camines, mas que un cobijo de tormentas bajo mi pecho henchido por el hechizo de tu voz; mas que canciones que se derramen de mi garganta hasta verterse en tu oido, acariciándolo con cada letra que del corazón brote para únicamente lograr hacerte feliz... Sin embargo para ti, será mucho más que suficiente.

Yo jamás vestiré de plata fina tus enseres porque lo material es demasiado etéreo para tan magna diosa, demasiado volátil para un cariño eterno, demasiado tangible para prenderlo de un sentimiento tan puro como el nuestro. Nunca podré hacerte tan mía como realmente quisiera por no humillar al diablo, mas me conformo con borrar de tu frente los abriles que te entristezcan, con trepar de tu trenza a la sutileza de un cuello de nácar, a su piel de melocotón maduro; a la zozobra que adivinen las alondras de mi cabeza cuando por fin poses tus labios en los mios y se detenga el giro del cosmos, el conjuro que hizo de la nada vida...

Yo nunca pensaré si te quiero, porque en el momento en que lo haga habré dejado de quererte para siempre.

EXTRAÑOS

"Rió nerviosa.
- No sé qué me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce. ¿Por qué será?
Me encogí de hombros.
- Probablemente porque un extraño nos ve como somos, no como quiere creer que somos."

La Sombra del Viento

EN BUSCA DE LA MUJER PERFECTA

En la juventud siempre buscaba una mujer; hoy por hoy busco a la mujer. Buscando y buscando la hembra perfecta que acompasara este camino desdeñé la opción de vivir aposentado en la propia vida, yo que tuve tantas veces en la mano poder vivir tranquilo y feliz con el aprobado, con los besos quizá mas sinceros y conformes con afrontar el reto de ser marido más pronto que tarde...

Cansado a veces de morder las esquinas de la ciudad en busca del amor (a ratos no), no de un amor apresurado como tantos de todo a cien, sino del verdadero amor abrigadito que anestesia el giro del mundo y te revuela la barriga de mariposas; le pregunté a mi destino si realmente algún día sería capaz de al menos ofrecérmelo en toda su grandeza, sin miramientos, puro e impoluto. Esa sensación que solo los ancianos que se aman cogiditos de la manita aferrados a un presente ya caduco pueden paladear y describir, debe ser lo más grande de este podrido y maravilloso mundo.

La mujer perfecta no es la más guapa, puesto que hacer un mérito de su belleza sería declarar que no tiene otro mayor. Ella no sabe de caderas de infarto, pero sí de manos de miel que acaricien mi alma como me acarician en la noche la espalda. Sabe tejer una red en torno a mis problemas para en el momento más crítico lanzarlos al mar, lejos de mi alcance, sin que apenas me haya dado siquiera cuenta. La mujer perfecta debe tener melena donde acunar el cansancio, ojos de gata y un fulgor en la mirada que me apacigüe la tarea de sacarle brillo a los días grises.

Es la mujer perfecta la compañera del hombre en su obligación de vivir descontando días, la que le prende un nenúfar del corazón sediento y leva su cuerpo al universo cuando el lecho termina ardiendo en llamas. Sabe mi mujer perfecta del ansia que derramo por las calles en busca de su aroma, de lo frágil de éste cuerpo cuando el suyo asoma sin habernos hablado en la vida, de un modo salvaje, animal y primitivo.

No sé con absoluta certeza si existe la mujer perfecta, pero la mía sí

ANTES DE CAER LA LUNA

Veo los barcos cuando zarpan antes de caer la luna, los veo desde aquí, desde el reposo de la almohada, desde los rayitos que penetran en la persiana; desde el costado izquierdo abandonado del país del Sol perpetuo, de la imperecedera vagancia, de la humildad personal vitalicia.

Veo los barcos cuando van a zarpar desde lo más profundo de esta llanura, cada noche en silencio. Oigo el rumor de las olas, me acaricia la brisa nocturna de las puestas de Sol aun cuando cientos de kilómetros se empeñen en tapiar esa sensación. Huelo las rocas del puerto, husmeo e indago en la costilla de ballena que tapia la cala y admiro la magestuosidad de una luna límpida colgada del cielo magenta tras la mezcolanza de la paleta que regala la tarde a los marinos. Marinos de mi pueblo que, cuando todos duermen, faenan y bajo el temporal arrojan la almadraba y su esperanza a un mar embravecido.

Veo zarpar los barcos de siempre, los que oteo en el horizonte cada vez que saco a mi perra a pasear, los mismos que me dieron conversación de preámbulo en mi primer beso en el puesto de socorro; los mismos que quisimos ver como pateras para luego vociferarlo por las callejuelas y ser alguien por un día.

Los veo zarpar, hoy tambien, como cada noche en este cuarto oscuro, sin saber muy bien por qué los quiero volver a ver, pero los veo. Y mañana, los volveré a buscar. Noche de invierno sombría, el siguiente hermoso día.

MI CANTO


"...Y para decirte cantinelas
De refraneros, milongas y penas
Mejor vestirnos de gala
Porque hoy no espero a esperar la mañana.

Que te acurruque mi canto
Que nos perdamos limando detalles;
Que la pasión a pedradas apague
Tantas luces que espantan de besos las calles.

Que durmiendo a la verita mía
Le pondré zarcillos nuevos a este corazón.
Que sigamos danzando al son de la vida,
Que alguien nos sople mi niña las velas..."

CALOR DE INVERNADERO

Demasiado tabaco para una noche normal, demasiadas miradas vacías de anhelo. Demasiada sorpresa para saber compensarla, demasiados días para un teatro tan obvio. Demasiado vudú para algo tan simple, demasiado corazón avinagrado. Demasiada grandeza para tan poquita cosa, demasiados recuerdos para tanta limosna. Demasiado sincero para plasmarme en palabras, demasiadas calles para tanto olvido impuesto. Demasiado poeta para tanta simpleza, demasiada maleta para tan corto viaje. Demasiadas sábanas para un solo cuerpo, demasiado firmamento para no querer mirarlo. Demasiada nostalgia para ocultarla, demasiados espejos donde mirarme. Demasiados pájaros para una cabeza, demasiado perfume para no embriagarse. Demasiado errante para mostrar firmeza, demasiada tiniebla para verlo claro. Demasiado vértigo para alzar el vuelo, demasiados arañazos en el alma. Demasiado barquito sin timón ni timonel, demasiados aromas de antaño. Demasiadas mariposas muertas en la almohada, demasiado eclipse de besos. Demasiados licores de luna, demasiado calor de invernadero.

PRELUDIO

Hoy no es un día con pretensiones de mejora, simplemente escribo para soltar amarras. Porque no hubo hoy más que ayer (quizá sí), porque tampoco ayer hubo más que el día anterior; pero el otoño comienza su anual pretensión de hojas en el corredor de la muerte de una manera extraña. No suma fuerzas para lograr desprenderse del abigarrado sol estival, colgado aún del techo del mundo, ni parece importarle.

Está como adormecido este otoño ante la calima que continua barriendo las calles de Badajoz, entumecido ante la caravana de cubitos y palas que volverán a acumular polvo en el trastero un año más a la espera de consumir otra nueva primavera. Es tiempo de calma, de tumultos en las avenidas y niños en el cole. De abuelitos en los parques y relojes mañaneros; pero mis chanclas tienen miedo. Pobres chanclas mías de salitre acumulado y arena en el costado, se ve venir la desgracia por más que yo me empeñe en cerrar el armario a la retaila de pulimentadas zapatillas y pantalones largos. Un presagio de lamentos me muerden los pies a estas horas de la tarde; noto como imploran compasión e inspiran lástima como el preludio de lágrima que nunca queremos ver en el pavo de nochebuena. Malditos sean los calcetines que perfuman de suavizante mi habitación al abrir la cajonera, qué piedad van ellos a mostrarle a mis chanclitas de tira fina deshilachada si se mueren por la contundencia de la piel de las botas.

Sigue girando todo, como si nada. Deshago la maleta, preparo la lavadora y me sumerjo en una reconfortante y plácida ducha. Supongo que ahora saldré a dar mi paseo en bici. Ahí afuera sopla el viento, nieto del levante, y las mentes siguen buscando la lucidez perdida en los chiringuitos. Huele a resaca de sangría, tortilla y libertades caducas. Vuelve el rebaño al redil de la oficina, al chiquero de días cortos y su establo de rutinas; al automatismo que nos canjean a fin de mes por un puñado de malditos billetes arrugados... Lloraba triste la flor al cielo del amanecer porque había perdido su gotita de rocío, sin saber que éste había perdido todas sus estrellas.

PA MI RUMBA


"COMO SU PROPIO NOMBRE INDICA, ES UNA ODA A LA MUSICA CON MAYÚSCULAS, Y A LA RUMBA ENTRE MINÚSCULAS COMO FORMA DE REFUGIO ANTE LOS VENDALVALES DE ESTA VIDA NUESTRA. CON ELLA TRATÉ DE REFLEJAR PARTE DE LAS PEQUEÑAS COSAS QUE SIEMPRE OLVIDAMOS PALADEAR Y QUE, A FIN DE CUENTAS, SON LAS QUE REALMENTE NOS QUEDAN."

Sola, mi vida sola, curada de espanto beso y cartera.
Sola esperando sola otra bocanada de primavera.
Bebe de los chiquillos de mala cepa y patio de abril,
Trepa por los rincones, rescata noches que había olvidado.

Pasa la vida, pasa con la promesa de jaulas libres.
Sueños de una bohemia que nunca empeña su condición.
Mueran predicadores, tengo corteza y ramaje,
nidos en las alturas y una luna para los dos.

Y al batir una ola guiñan farolas que me recuerdan quién fui,
ansias de libertad entre palomas
y un abanico a la calor, que pa mi rumba sobran remos
para calmar otro desvelo de promesas si me faltas tú.
Bajo la luz derramá en los temporales, bajo ciénagas y mares,
tumbará la rumba vagabunda mi canción.
Del ala de la voz se cuelga y zarandea,
muerde a lengua libre y paso firme en los colmillos de la madrugada.

Pasa la vida, pasa y quedan tus labios para arrepentirse
lejos de cicatrices donde el olvido nos olvidó.
Bajo la fina sombra que enreda al mundo nos cobijamos,
girando bajo un cielo cansado de perdonar.

AMO EL AMOR DE LOS MARINEROS


Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.

Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Dejan una promesa, no vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.

Desde el fondo de ti y arrodillado,
un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra,
veré en los tuyos lágrimas un día.

(J.Sabina a Neruda)

PAN Y CIRCO

Cuenta la leyenda que del mundo nunca fue la poesía su motor. El valiente murió en su afán de cambio pero al menos siempre mantuvo el consuelo de ser eternamente respetado por sus convicciones ¿Alguien acaso puede dar más?. La vida es combativa, tanto como para desdeñar los buenos sentimientos entre humanos y entrenarnos socialmente desde el recreo a cabrones; a hijoputas que roben bocadillos y febriles en su empeño nos demuestren a todos que sin desprecio no habrá gloria, muerte al dócil, la vida es dura amigos. Sepan que el cielo es sólo para los listos, propiedad inexpugnable del más zorro; el que de soslayo te escrute y escudriñe frunciendo entrecejo y con suerte te permita pisar su misma acera gruñéndote por tu apariencia de normal. Normal, que término tan tristemente vacuo... El plan es sencillo y conciso desde que el hombre es hombre y la mujer su compañera, sin contemplación aplastemos al débil; descarnemos a jirones al antihéroe, ese que nunca vemos en los reality de televisión. No hay muerte natural, nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.

Pan y circo en la política como en el amor, a ratos términos tan dispares que únicamente al contemplar a las parejas desde este alféizar de mi ventana aproximo mental y consecuentemente sus estelas (en exceso de un tiempo a esta parte). Todo me cabe en el embrujo de este juego. La violencia inusitada de los caimanes al acecho de un ocelote no dista de la que derrama un gorrión enjaulado cuando llega la feliz ancianita y le encaja su ración de alpiste y agua rancia. Vivimos para exigirnos algo más día tras día; las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la famosa y maldita pirámide de Maslow. Entre autorrealización, reconocimiento y no recuerdo cuantos escalones más oscilan los presentes y futuros de nuestra equívoca generación. Y se van los días, esos sí que no vuelven.

Yo, bohemio de mí, quiero creer que hay algo más que pura mecánica psíquica (racional versan algunos...) en toda esta maraña de desazones; no pueden ser la honestidad o la ilusión combustible que arda dentro de cada ser humano sin repercutir en su ensimismado don del buen hacer.

Cuando miré a la cara éste sábado de un niño regordete jugando en la arena con su amigo a tenis invisible disipé mis dudas entre sus pecas; pronto también se reirán crueles de ellas y él deseará no haber nacido, pero al menos, sé que aún no está todo perdido.

TRECE

"Cuenta la leyenda que allá por Gévora vivía una cabra perezosa conocida como Riki Carambola. Por increible que parezca trabajaba rodeada de extraños objetos a su alrededor, provocando ruidos a menudo molestos para los demás. Gustaba de preparar brebajes con fórmula inventada con los cuales envenenar al resto de los habitantes del rebaño. Procaz, truhán y berenjena; tanta extrapolación merecía una canción"


Trece legañas cuidan las musarañas de sus rincones,
guardan secretos donde las calles no tienen nombre,
donde las norias giran al soniquete de Calamaro
y se extrapola el alma del duende de los gitanos.

Donde entre bambalinas esconden los niños sus tirachinas
y un ramillete de piruletas pal soñador
que en una bulería por Camarón se dejó la vida,
murió la noche y guardó el aplauso en el corazón
de bandidos legendarios, pobres canallas sin suerte,
y una tribu de lirones no le dejan despertar.
Bajo un techo de sombreros sigue dios de vacaciones,
cucharadas de canciones pa aliviar el temporal.

Pinta garabatos en las goteras de la noche,
gatas bailan a la luna con su abanico de mil colores.
Revuelo de faldas a la caló del mediodía
y el cielo pa los bolsillos que no se han llenao en la vida.

Trece paraguas y el chaparrón de agosto moja a las cabras,
y en las esquinas de cartulina ladran los perros.
Suena el flamenco de un camaleón alma de bufón, pirata de ron,
la loca cordura de los toreros.

NOCHES DE LUNA Y CANDIL

"Noches de distancia, historias inspiradas en la tragedia diaria de la inmigración que nos azota y que a veces, como en este caso personal, por la brutal cotidianeidad que desde los telediarios anestesia nuestros sentidos; pasa de largo como una mera anécdota mas con la que compartir nuestro almuerzo de cada día. La vida de una carta que sobrevoló el estrecho desde Sevilla a Casablanca, con su maleta de ausencias embriagadas en las noches del primer mundo. Afortunadamente, el corazón no entiende de colores, sólo de añoranzas. Tan ciego, tan lejos..."

De la nuca del otoño prendo anzuelos de tu talle,
cuando arrasan la memoria hogueras de tinta y cante,
y una mirada vuela, vagabunda, al son de un mundo despeinado
de viejos poemas de amor.

Olvido, robas estrellas, nanas de este corazón.
Yo que vivo de los sueños centinelas de los dos.
Que sin tu mano me quema la noche,
noches de luna y candil. Tan ciego, tan lejos de ti.

Agüita, riega los mares con el aire de la madrugá,
espinas y besos se los tragó la mar.
Viento, azota las candelas,
camino a la escuela volará otro abril.
Maldita esta letra que no sabe mentir.
Maldita esta letra que se olvidó de mí.

Del latido del recuerdo se alimenta el corazón,
y del barranco de los sueños cuelga triste mi canción,
que se desgarra cuando no la nombras
de un confín a otro confín,
tan ciego, tan lejos de ti.

Guardan mi huella las doncellas de cantina al son
del aire que nos mece.
Dejó la bruma tras la espuma de la sinrazón,
cobijo pa perderme en este mar de dudas cada tarde.
Tuvo la vida el son
de tus andares por la calle,
mata de nuestro camino, no volverlo a caminar.
Sueño cábalas de madrugada, polizón, quiebro de tu vestido,
trémolo de copla añil, noches de luna y candil."

MALAYERBA

"Hubo una vez una rubia que gozaba luciendo palmito, despechada topó con éste pobre incrédulo; correrían por entonces tiempos de instituto y diarios descubrimientos; justo cuando la vida era simple, tanto como para que peinadas ya algunas canas le devolviese de propina una canción, detalle que por fortuna jamás recibirá y sin embargo siempre le dedico en mis adentros. Curiosa esta vida nuestra que con el tiempo dio la vuelta a la tortilla; pobre cenicienta... Demasiadas malas yerbas para tanto buitre, demasiada ave de paso de cuyo nombre no me quiero acordar... La canción más inmerecida del mundo a su entrega, la canción más merecida del mundo a su despecho. Brindo por ti, suerte en la vida allá donde andes, nunca llegaste a merecer ni el rencor..."

Que sople el aire de la esperanza subido a lomos de su caballo,
que corra el humo en las callejuelas cuando me pierda colina abajo.
Quemando el tiempo de la rutina, capricho en vena que ya no sabe
cómo pintarle un cielo a la luna pa no buscarme por los portales.

Canela en rama, trenes que parten, puentes de plata pa los cobardes.
Palabras necias para los sabios que nunca dejan miel en los labios.
Cuando la herida de la nostalgia te inunde el alma de terciopelo
vive la vida, que son dos días desde que no te camelo.

Malayerba de la buena, cuando llueve en su terreno,
dice por esa boquita palabritas con veneno.
Calculando las miradas al abrigo de otra copa,
va buscando las promesas por debajo de la ropa.
Malayerba de la buena, cuando vuelve a las andadas,
dibujando corazones cuando paso por la plaza.
Y ahora duerme en los tejados, si me invita yo le pago
con palabras traicioneras y una rumba por bandera.

Tu pena duerme entre las aceras, se aloja en hoteles de cinco estrellas.
Bendita virgen la que no peca, maldito el infierno que no nos quema.
La primavera de nuestro hogar debió marcharse antes de llegar,
la cenicienta supo en las nubes que no hay príncipes azules.