RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

CUATRO VIENTOS

"Nadie es más solitario que aquél que nunca ha recibido una carta".

Elías Canetti (1905-1994) Autor búlgaro en lengua alemana.

Las palabras no son sólo meros vocablos, son la voz de lo que somos, de cuanto seremos y, sobre todo, de aquello que nunca fuimos.

Yo nunca fui mayor, siempre me guardé niño a pesar de mi notable estatura. Fui siempre un diminuto cantarín abrazado a su guitarra. Ella, sólo ella fue mi verbo y mi lenguaje, más allá de todo principio, como sólo soñamos los soñadores de imposibles, como si apenas hubiera vida más allá de las canciones que otros oyen por oír. Pero también por ella dista el sur cada vez más del norte... y eso sólo va conmigo, sólo a mi me araña el viento que ya no entiende de horizontes.

Esta si es la carta que nunca tuvo destino, la que nunca rozó tus manos por vestir de melodía. La que grita lo que calla mientras calla cuanto grita. Porque sigues ahí mientras yo ando siempre lejos, porque el mundo nos debe tantas revanchas perdidas... Un clamor contra el olvido del besar de tiempos lentos en mis calles de Conil, siempre mis eternas calles; allá donde aún te me cobijas mientras sigo pregonando este cantar que me envenena. Uno nunca iba a hacerse mayor y ya ves... Las vueltas que nos dio la vida.

Por el presente que olvidó dedicarte sus honores, tu canción por siempre.


"Donde las palabras hacen su madriguera
escribo lo que canto y sobrevivo a mi manera.
Dejé el nido vacío, amor de callejuelas,
lunas a la deriva; mi rumbita ratonera...
Memoria de una duda bordada en el dobladillo
y el tiempo peina canas a los viejos amigos.

Piedras, me fui pisando piedras
en busca de esa frase que nunca llamó a mi puerta
La musa que se oculta detrás del lapicero
solo regala besos cuando tú me echas de menos...
Suenan los cascabeles que anuncian la mañana
y el aire bandolero me despeina la cara.

Náufrago, por vela una canción
Siempre al Sur el horizonte;
Seda, la de tu pañuelo
Por fortuna o desventura eché a volar
y una noche en altamar perdí los zapatitos nuevos.
Niña tú que enciendes mi cantar
de ropita en el balcón,
de zaguán y caramelos...
Tú barquilla entre olas que vienen y van,
yo cometa en altamar luchando con los cuatro vientos.

Qué lejos resuenan guitarras por Sabina,
El Aire de la Calle y su pellizco a mi pasado,
la noche duermevela de mi primer tabláo,
el alma en carne viva cuando me iba de tu lado...
El sueño parte a lomos de un potro desbocado
ahora que por fin siento que no me he equivocado".

A ti mamá

EL RENGLÓN DE LA PRIMAVERA

"El azar es el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar".

Anatole France (1844-1924) Escritor francés.

En algún lugar del mundo, descolgándose anda del firmamento tu momento.

Algo que te atañe hasta el punto de canjear tu vida por otra está sucediendo en este preciso precioso instante en que vacilas entre chascar la lengua o apretar los colmillos una vez más.

Existe ya, justo frente a tu boca, detenida bajo una farola al amparo del aire o en la tibia mirada que, más allá del horizonte, en el momento más insospechado, te descoserá el alma para volver a hilártela de amor. Es la intriga de acertarlo, de adivinárselo al desdén del porvenir lo que nos ata a los días; la inmediatez de apresurarle su demora lo que te anega el corazón de promesas e ilusiones vanas... Porque hay algo en movimiento en plena madeja del universo deseando abordarte la vida.

Algo y lo predica el poniente por las callejuelas, sólo has de oír con los ojos del viento. Algo que nos pertenece sin saberlo, que nos refiere sin habernos conocido ya ha estallado en un renglón de la primavera. Coexiste en tu presente, sólo has de aguardarlo obviando su acecho. Es la vida misma y su proyecto, ese plan maestro que se nos escapa de las manos hasta que nos desdibuja el lienzo. Sólo es cuestión de espacio, de circunstancia en ciclo, porque nada ni nadie puede ya detenerlo.

En algún lugar del cosmos, o quizá paseando en este momento su indiferencia sobre un par de tacones bajo tu balcón; descolgándose anda tu destino sobre el batir de alas de aquella mariposa. No trates de alcanzarlo, nadie sabe de los días que nunca lo fueron. Sólo espera, los labios del futuro ya se han confabulado... disponles la boca.