RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

CARNE DE CAÑÓN

"¿Si estoy rehabilitado?. Pues déjeme pensar... Para serle sincero no tengo ni idea de lo que eso significa. Para mí sólo es una palabra inventada, inventada por políticos para que jóvenes como usted tengan trabajo y lleven corbata."

Cadena Perpetua



Es la cárcel el rincón más olvidado, aquel barranco al que acaban yendo a despeñarse los malos y también los buenos, lejos de nuestra impoluta y burocráticamente estructurada sociedad. Allí no hay túneles comunicantes con alcantarillas de la periferia ni muerden sus inquilinos pacientemente como antaño los barrotes con limas, allí todo pasa y queda entre los muros que la guarecen silenciosos, mudos, huraños...

Allí la esperanza se achanta y agiganta de la mano de un señor de pulcra toga y el ser humano queda rebajado a su condición de objeto con código de barras, sin edad ni condición. Sólo en la cárcel se puede oler la aflicción más honda y negra cuando es la privación de libertad el pan nuestro de cada día. Allí no hay rosas ni ventanales, allí un sólo cigarro tiene el poder de quitarte la vida y las sonrisas se tallan entre puzzles gigantescos que acabarán decorando paredes mientras las horas envejecen por minutos. En el penal se palpa la esencia de nuestro carroñero mundo de ricos y pobres, donde ambos reclusos conviven bajo un mismo techo en desigual democracia y bajo cuerda tienden sus trapos sucios.

Bajo el alambre de espino abrigan sus miserias ancianas con achaques, jóvenes asesinos múltiples confesos, duques de alta alcurnia y linaje, bibliotecarios desfasados y, sobre todo, gente triste y asustada a la que el destino barajó mal las cartas. La voz se ahoga porque a nadie le interesa tu causa, mientras la inexpresión de caras evadidas por esposas y niños en la letanía contrasta con la pureza de una lágrima en el rostro del hombre, no de uno cualquiera, sino del que desnuda su valiente gallardía desgarrado ante la abismal realidad de ser esclavo del calendario, de dejarse el alma arañando un vis-á-vis.

El presidio sólo se parece al que nos venden las películas en el estruendo del cierre de rejas, porque cuando el show acaba, la mirada aún se sostiene perdida demasiados planos seguidos.

4 comentarios:

  1. que sensación de angustia...

    no me gustaría vivir eso nunca...

    ni dentro ni fuera.

    Beso.

    LaNiñaMariposa.

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  2. Cruda realidad dibujada con una maestría tremenda, como sueles hacer. Un abrazo

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  3. en el fondo todos somos personas...es algo que con frecuencia se nos olvida

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  4. Lo siento, esta entrada, no me gusta, pero como siempre, me vuelves a emocionar...
    porque cuando las rejas se cierran, el show acaba y la mirada se sostiene perdida... sólo queda la NADA, denigrante, negra, insensible, fría y morir en vida...

    Hay veces que el destino, baraja mal las cartas...

    Un beso

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