RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

EL ABRAZO DE LA LLUVIA

"Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años."
Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense.




Vida se escribe con mayúsculas, necio el que la paladee como simple vocablo.

Uno es feliz en su ensueño de días, días que transcurren con el simple fluir de la vida, sin pretensiones que den rango de importancia al hecho de vivir. No valoramos nunca lo obtenido en ésta suma de tiempo, ni siquiera reparamos en la indecencia de sentirnos vivos a precio de nada, de levantarnos respirando, de tener otro puñado de minutos por derrochar.

Somos unos sinvergüenzas en toda la amplitud del término, no tenemos el detalle de sentarnos un solo segundo en el escalón de un portal a mirar a nuestro alrededor, a ver venir al mundo de hacer la compra, a contemplar cómo el globo que se le escapa al niño del carrito se eleva con la armonía de un vals vienés perdiéndose en un cielo impoluto. No somos merecedores del premio de sentir. Vemos mariposas como mariposas, no como gusanos hechizados. No somos merecedores de nada, invertimos el milagro que supone caminar en colocar un pié tras el siguiente, sin reparar en la majestuosidad del hecho, sin dedicar una maldita hora de nuestras monótonas vidas a mirarnos los dedos de los pies, a apreciar su forma y como responden a la orden que dicta nuestro cerebro. Nadie pregunta el precio a la evolución, a los milenios que supuso llegar a mantenernos erguidos para que al final contemos dinastías de personas que jamás llegaron siquiera a advertirlo, si alguien tratase de frotar piedras al lado de palos olería la esencia de los siglos y sería amo del universo por un segundo.

La demencia que me corroe ayuda a digerir tanta falta de modestia, pasarán los siglos y seguiremos viendo un mercado como un sitio donde canjear dinero por mercancías, sin pararnos a meditar cómo cayó el trueque hace demasiado poco tiempo, sin echar una maldita lágrima por el refugiado que hoy llora al ver un grifo gotear, el milagro de una tubería con metal forjado en manos del hombre y el líquido madre que fluye a nuestro antojo con un simple giro de muñeca… Jamás valoraremos nuestra inmensa dicha amigos. El mundo es demasiado maravilloso con su barriga hinchada de penas, es arrollador el poder ver sus colores, sólo por eso ya deberíamos ser mucho más que felices. Deberíamos dedicarnos a comer y dormir contemplando gaviotas pescando en el mar, viendo cómo el azul se torna violeta para acabar muriendo gris hasta el próximo amanecer, cuéntenle a un ciego la experiencia, didáctica vital. Deberíamos dejar nuestras soñolientas vidas para huir montaña adentro en busca del arrullo del viento entre los almendros, cómo golpea el cierzo nuestro urbano tímpano, cómo se te eriza la piel con el roce de las patas de un grillo cuando nunca has logrado oír, necesitarías gritarle gracias a la vida; simples monos evitando adiestrarnos con el pulcro orden de las hormigas y su rutilante sociedad.

Nadie ha observado el fluir del agua en el abrazo de la lluvia, cómo se amolda al contorno de nuestra cara; cómo se disfraza de perfectos círculos concéntricos al besar los charcos... Tendrían que imponernos desde el colegio salir a correr sin el abrigo de nuestros padres para perdernos en la inmensidad de la vida, tocar y sentir el regalo que nos dio la nada, temblar de frío en la noche y sentir hambre, verdadera hambre, para valorar en su justa medida el plato que llevamos insensibles cada noche a nuestra mesa.

Llora la tierra cara a cara con sus hijos, indignada ante el derroche de días incinerados sin mirarnos los unos a los otros a los ojos. Suerte al ingenuo que muere con coche, mujer y piso sin haberse siquiera cuestionado su lugar en el mundo.

7 comentarios:

  1. Entiendo que generalizar es lo correcto en estos casos...

    Me ha gustado mucho este texto.

    ResponderEliminar
  2. Por desgracia corremos muy deprisa hacia ninguna parte para darnos cuenta de tanta maravilla.
    Felicidades por tu blog, que acabo de descubrir.
    isabel agundez

    ResponderEliminar
  3. Encantado de tenerte por éstos rincones Isabel, un saludo

    ResponderEliminar
  4. hace mucho que vengo pensando precisamente en todo ésto,gracias por traducir mis pensamientos a palabras...

    demasiadas veces no somos conscientes de la fortuna que tenemos y nos dedicamos a sentirnos desgraciados por cosas que no tiene importancia,la VIDA,en mayúsculas como bien dices,es un regalo inmenso que debemos cuidar y agradecer cada día.

    ResponderEliminar
  5. Bien es verdad que muchos nos sentimos ausentes mientras la vida pasa a nuestro alrededor.
    No valoramos la importancia de vivir hasta que nos ocurren verdaderas desgracias,ahi es cuando nos damos cuenta de que lo que antes teníamos no era tan malo ¿pero por qué tenemos que esperar a esto?...
    "Los días son frutos y nuestro papel es comerlos".
    Muy buen texto Miguel!!

    ResponderEliminar
  6. Cierto, el mundo es demasiado maravilloso. Gracias por la visita.

    ResponderEliminar
  7. Cierto, el mundo es demasiado maravilloso. Gracias por la visita.

    ResponderEliminar