RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

VOCES DE TINTA

"Lo peor es cuando has terminado un capítulo y la máquina de escribir no aplaude".

Orson Welles (1915-1985) Director de cine estadounidense



Me desangro en palabras y el mundo gira. Se suceden carambolas tras mi ley gramatical, vocablos centelleantes enclaustrados entre comas, voces de tinta anudadas al papel, ávidas de unos ojos límpidos que las sepan beber a sorbos, que las quieran querer por bellas, por francas... Y el mundo sigue girando.

Se despeñan mis cestillos de esparto cargados de letras, colina abajo, huérfanos de todo, rebosantes de mañana. Se despeñan presurosos al rescate de mi tierna infancia, de un amor podrido, de la noche y su elegancia. Precipitadas hacia olvidos que las amurallen, hacia la bendita imprudencia del poeta valiente, hacia bocas que las eternicen en corazones inmortales; ahí van mis palabras. Rojos lacitos pulcros al lenguaje reposado que vomita ésta mano mía, solemne y pecadora a sus principios, colosalmente triste cuando escupe penas.

Se derrama el lapicero y me bebo las lunas escarbándome la sílaba anhelada, rascándome poemas aquí adentro; hurgándome al acecho del verbo preciso, la entrada concisa, la expresión absoluta. Me desangro en palabras pero el mundo gira. Y gira porque oscila de la vida a la muerte, en los renglones torcidos de dios; mientras yo me vierto en aromas de otoño, en tribus de asfalto, en abandonadas miradas de anciano que en silencio callan cuanto algún día gritaré.

LA CARICIA DEL VIENTO

"Cuando tu mayor debilidad es el amor, eres la persona más fuerte del mundo"
Garman Wold

Subiste a mi vida. Subiste sin hacer ruido, borrando abriles, pintando sueños...

Subiste y regresó la tarta, y lloraron las cartas que murieron al fin. Trepaste y nos huyó el invierno a manos de este cuento, con este aroma nuevo a cielo recién pintado.

Trepaste a mi ventana y cada instante fue un suceso, un evento cada beso, cada día una canción. Y retornó la danza a mi planeta, mi boca hacia tu silueta desbocada de pasión. Y fui camino hacia tus pasos, y tu tristeza este regazo donde buscaste naufragar para decirle al mundo que seremos grandes mecidos bajo los portales que nos quieran acunar.

Llegaste con tu risa de chiquilla, arrasándome la vida de cenizas por la borda. Llegaste y perfilaste al mundo con la caricia del viento, como si fueses una más, fusilando tu grandeza. Y me miraste en la sonrisa, bajo el cielo de tus párpados, enjuagando las tinieblas que mordieron mis mañanas. Y le diste sin querer, sin capricho ni porqué, zapatitos nuevos a mis horas.

Y un destino a mi presencia, otra piel a mi recuerdo y una vela a mi cordura. Y una luna a mi ventana, otra ley a mi palabra... Y universo a mi vacío.

LUCIÉRNAGAS

"El amor es la poesía de los sentidos".
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.


Bastaba mancharnos las manos de barrio, de esa cal insípida que albergaban las paredes desconchadas camino de tu casa, infladas sobre la vertical como si trataran de respirar el aire vetado en una mano de pintura.

Bastaba subir a la luna por la callejuela empinada de siempre, sin sabernos las caras, gobernados por aquella dictadura de flores del viejo valle colindante... Bendita sea la vida.

Éramos dos, tantos que no cabían más cinturas en nuestra danza, apenas el vuelo de los mirlos sobre tu paraguas. Éramos dos y el columpio de tu voz olía a primavera, la juventud estaba recién servida para morderla hasta doler. Sobraba con huir de la niebla, abandonarnos cosidos los cuerpos al vivo crepitar de aquella hoguera en que incendiamos la niñez. Era tan simple... Tan fácil correr como sencillo llorar por nada.

Y nos leíamos a dedo la espalda en la efeméride de nuestro primer beso, esa indescifrable cuerda locura de atarnos porque sí, a ciegas con el corazón henchido. Y vimos morir de infancia nuestra escuela sin rozarle los escombros, y en el silencio de tu trenza descalcé toda vergüenza. Y en la laguna de años flotamos corazón hasta que el abandono del olvido más seco lamió esta orilla, como tenue se disipa la estela de un cometa.

Y ahora... ¿Sabes? Ahora se me amontonan los besos a la entrada de la casa, justo en este hueco enmarcado que separa entrada de salida. Y necesito encontrarte antes de que esta vejez se agote, sólo de nuevo, para cerrar al fin mi vida. No busques lugar, todos los paisajes siempre fueron nuestros, atrapados tras estas áridas pupilas, en el desierto de una vida entera a ciegas. Necesito no verte una vez más, para poder mirarnos como antes.