RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

LO FRÁGIL DEL MUNDO


"La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiera ocurrido pedir". 

Alphonse de Lamartine (1790-1869) Historiador, político y poeta francés


Si quieres me entrego, te obsequio los mares, lo frágil del mundo en sus olas.

Si quieres la tarde la engancho a tu espalda y tiramos del cielo mientras rodamos por este suelo que aún nos sostiene al mundo. Me ofrezco sin más, para que adjudiques tuyo lo mío hasta el fin de los tiempos.

Si quieres me doy, me voy de mí, sin peros para mostrarte la cuneta de mi barrio donde me hice mayor. Porque tengo el color de las mañanas que nadie mira para enseñarte la vida, no esa que vives como cualquiera cree vivir, sino esta en que sólo me arropa mi guitarra cuando el planeta quiebra ahí afuera. Porque el mundo amor es atroz, insoportablemente implacable, por eso no quiero ser como ellos.

Nadie está satisfecho consigo ¿Sabes? Ya nadie se complace con el simple hecho de ser... ser. Yo soy un truhán, el golfo desvivido que te arrasa la mirada, sí. Soy el pícaro que roba flores bellas en los parques para arañarte el corazón, para besarte la voz y trenzarte una sonrisa. Soy así, no más que una canción tallada en musas que me calmen, porque necesito domar esta sed profunda de hacer, de crear y restaurarme por dentro mientras todos me hablan de ese mundo insoportablemente leve en el que plantan sus semillas hasta la muerte, como si el milagro de la vida tuviera por horizonte un simple puñado de arrugas que poco a poco van olvidándose de soñar.

No. Yo sólo soy si quieres. Pero no me pidas que cambie, nadie puede ya reformarme. Tengo un rincón en mi soledad atestado de barquitos de papel que no sirven para nada, pero es lo más grande que tengo. Allí guardo un poema, dos fotos tristes y la noche aquella en que te conocí, así, de casualidad, con tus ojos limpios y ese amor tuyo de terciopelo.

Si quieres me entrego, te obsequio los mares, lo frágil del mundo en sus olas. Si quieres marcho, lejos... Pero si realmente amas algo, déjalo libre. Si regresa a ti, es tuyo. Si no regresa... nunca lo fue.

LA PIEL DEL MUNDO


"El niño reconoce a la madre por la sonrisa". 

Leon Tolstoi (1828-1910) Escritor ruso.


El amor sujeta las calles a la piel del mundo. Lo hace de un modo imperceptible, minúsculo a los ojos de la prisa que nos azota. Pero yo sé que eres tú, lo supe ayer mientras domaba el oleaje un látigo de poniente fresco y travieso. 

Sostiene ese amor el vals de una nube turquesa nacida en la tarde para que una sola mirada desarme mis miedos, en el momento más insospechado, justo cuando nada conlleva ya un porqué. La vida sucede entre las sobras del tiempo mientras estalla en cualquier parte el milagro de quererse entre dos bocas que derrapan hacia un beso que las salve.

El amor agarra mi nostalgia entre columpios, la balancea de nuevo mientras cambio ante el espejo, bajo la panza de un cielo surcado de gaviotas que acunan mi niñez entre tus brazos. Y te miro a carboncillo entre los párpados de mis versos, como si apenas éste chiquillo pudiera al fin un día ser hombre... El cariño anuda las golondrinas al vuelo del alma, nos hace titanes mientras siguen los años rimándonos renglones al paso de todo.

La felicidad no es más que un horizonte en que buscamos ser felices. Es el caminar lento hacia ella por la senda de tus pasos el verdadero fin, el destino ansiado que agazapado aguarda a un par de leguas de la dicha, como esta herencia nuestra de vivir con elegancia cada instante en que nos vamos algo más de nosotros... Soy estos treinta en el tejado, el perfume de una lágrima tuya descosiéndome los sueños. Soy esta voz, esta carambola saltando de la cuna al poema en que hoy te abrazo, con el milagro que encharca de color las flores cada nueva primavera, cada nueva canción que le escupo al mundo con la pureza de tu nana acariciándome el oído.

Como se instala en ti la vida, poblándote de existencia la muerte, así revistes tú de terciopelo el corazón de mi universo. Sin poder siquiera desearlo, con la misma inercia que refleja un cristal roto el arco iris en el suelo, así bebo mis días a tu lado, sin corresponderte por salvarme de la nada.

A ti mamá

DESAMOR PLATÓNICO




"El amor platónico es como un revólver que manejamos sin darnos cuenta de que, como está cargado, en cualquier momento puede dispararse".

William Somerset Maughan (1874-1965) Escritor británico.




Vete, huye de mi vida. No puedo volver a contar pétalos en tus pestañas, porque es demasiado fácil colgarse de ti, es tan sencillo engancharse a tus redes como dejarse llevar mar adentro.

Por eso vete, hoy ya no quiero desatarme de mi. Mi horizonte es al fin un barrio de paredes blancas, encaladas de asombro ante las cosas sencillas que me regala la vida; ya no es tan fácil robarme el corazón, apenas sí quebrarlo en algún atardecer con perfume a ti. Mirarte a los ojos es arriesgarse a sentir, a quererte de nuevo en mis días... Porque en tu espalda presagio el porvenir pasado, engarzada mi cordura a tu sonrisa, con mi beso refugiado tras tu boca mientras se cimbrean los siglos que no acuden a tu olvido.

Vuela de mi, aparta de planeta o estaré perdido al fin, por más que ame otras verdades en los labios de cualquiera. Desaparece pronto o moriré aquí mismo, no vaya a confiarme a tus manos y caiga la luna de boca en los mares. Porque aguardarte es aventurarse a la codicia de tenerte bella, entera entre mis brazos, a la espera de tu próxima partida. La imprudencia de anhelarte es el veneno que atenua el amor, gradual como asesina en silencio la noche un primer rayo de amanecer. Pretenderte es caminar un campo yermo, como tratar de deshabitarse poco a poco uno mismo en busca de la perdición.

Porque ciegas con tu piel mi sed de vida y no puedo quererte hasta morir ya vete; vete y guárdate el pecado de saberte el desamor platónico que incendia cada sábana, cada madrugada en que te espero mientras silencio la certeza, como las lágrimas que se lloran por dentro y sólo enjuagan tu feroz belleza, devoradora de dioses que a tus pies rindieron su batalla.

Marcha lejos, más lejos, pero no tanto... Justo allá donde alcance el recuerdo a rozarte de puntillas, a dos pasos de lo que pudo ser y no fue para echarte de menos a veces, para hacerte poema en canciones de nadie.

Quisiera no quererte todavía, pero todavía se hace corto cuando el viento habla de ti.

EL MIRADOR DE LOS AÑOS



"El más difícil no es el primer beso sino el último".

Paul Géraldy (1885-1983) Poeta y dramaturgo francés.


- "... Fueron algo más que eso, porque yo miraba el horizonte y parecía estar tan cerca... Apenas a un par de brazadas de ti, de esa arena relamida que pisábamos, en cambio ahora apenas lo adivino desde el mirador de los años que nos cayeron encima sin pedirlo, sin delicadeza alguna".

- "Fueron días de grandeza, de un mundo distinto, recién pintado a nuestra imagen y semejanza".

- "Había danza de gaviotas... tantas... ¿Recuerdas? Gaviotas extrañas, perezosas a tu paso despeinando el oleaje. Septiembre prendía fuego al verano y había aún voz en la raíz de aquel querer nuestro. Languidecía el calor aquella tarde de poniente a orillas de un mar eterno, lozanos tú y yo ante el universo, de par en par frente a una vida que juraba no separarme de ti. Nunca. Y tú... Tú curvándome el rostro al cobijo de tu pecho mientras deducías en la luna la diadema de aquel cielo nuestro pecado de estrellas".

- "Eran tiempos aquellos de ternura y estío, cómo poder olvidarlos... Pero el destino nos sacudió, crecimos sin parar hasta estamparnos contra el par de adultos que ahora somos. Es bonito al menos perfumarse de recuerdo cuando me hablas de ese modo".

- "Tengo miedo".

- "¿Miedo? ¿De qué? o mejor dicho... ¿A qué?"

- "Tengo miedo de perderte. De volverte a perder ahora que ya no queda nada".

- "Pero... No sé... Me dejas sin palabras. No esperaba que...".

- "Tengo miedo de encontrarte. De perderte y encontrarte ahora, en esa voz algo más férrea que nos sostiene la conversación al otro lado del teléfono. Porque llevo siglos aguardando este instante en que me desvisto de mí para decir que temo hallarte en cualquier plaza, tropezarme con tus ojos una tarde cualquiera y morir de golpe en ellos".

- "Sabes de sobra que ya nada es lo que fue. No puedes pedirme... Decirme esto ahora así, como si...".

- "No, por favor... No temas. No volveré a ocuparte el desencanto, lo juro. Sólo quería escucharte una última vez, bucearte la boca en busca de un rastro de ti, de la niña que me enamoró entonces. Ahora ya sé que sigue ahí, refugiada en una esquina de tu alma. No te quiero a ti, la buscaba a ella".

- "No puedo creer...".

- "Dos manos se miraban distraidas buscando semejanza en los dedos del otro mientras barría la brisa todo atisbo de duda entre nosotros. Eso el tiempo no lo mata, nada ni nadie puede arrancarlo de mi. Fue un placer volver a oírte amor. Gracias por el regreso".