RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

JING JANG

Me encanta cantar y tocar la guitarra. Me encantan los partidos de fútbol entre amigos con cerveza, los perros y los gatos, el puntito de los cubatas, el Pro de la Play. Me encanta mi pueblo, los periódicos recién abiertos, Sabina y Manolo García, hablar con mi gente de temas insustanciales; la nostalgia enfermiza, las colonias baratas, el tuenti, las cosquillas en la espalda y los masajes en la playa, las camisetas de rayas, la comida en toda su amplitud de miras, escribir algo que me convenza, La Vida es Bella, las guerras nucleares, las papelerías de mil colores, las gomitas transparentes y rojas, escuchar canciones que me arañen, las comparsas gaditanas, las tiendas de electrónica, las faldas escocesas con dos coletas, oír a los viejos del lugar, los ojos de gata, pensar en la inmensidad de la vida, las chanclas todo el año, ver atardecer en la Fontanilla. Me encanta sentirme valorado, el La séptima, la tensión antes de un bolo, los telediarios a todas horas, la portada de los diarios deportivos, el césped recién cortado, los tenedores de lata y el afán de superación.


Odio los aviones, los botones y los petos. Odio las arañas, las putas navidades, las comedias americanas, las cucarachas y los saltamontes, la impuntualidad, el calor veraniego, el chinchorreo, el gazpacho del Carrefour, la ropa, el folklore pueblerino, el absurdo protocolo en mesa de restaurante, la envidia insana, planchar, despellejarme, la ausencia, el baloncesto, las vísceras y los condimentos, fumar en exceso, los graciosos de turno. Odio entrar por Puerto Real, los Toblerone, dormir solo, los programas de cotilleos, el levante, los niños resabidos, los besos de judas, secarme el pelo, ver llorar, la calle Menacho, los amigos que nunca lo fueron, la demagogia, cocinar, afeitarme, saber que no hay remedio, el zumbido de moscas y mosquitos, las gafas, el goteo de un grifo, un reloj de madrugada, el pasar imparable del tiempo, equivocarme, las lágrimas de cocodrilo, las bicicletas de paseo, la iglesia y sus trapicheos, las plantas, los servicios de las estaciones, la incomprensión, el final de un carrilbici, viajar con la ventanilla bajada, el olor del autobús y los niñatos perdonavidas.


Las palabras elegantes no son sinceras; las palabras sinceras no son elegantes.


5 comentarios:

  1. Me encanta encantar.
    Me encantan los encantos
    (si son de bruja buena).
    Me encantan los encantes
    quita-penas.

    Odio odiar. Odio el odio.
    Odio el adiós. Odio sin dios.
    ¡¡Oído, cocina!!

    Las palabras elegantes pueden ser sinceras.
    Las palabras elegantes pueden ser.
    Las palabras elegantes pueden.
    Las palabras elegantes.
    Las palabras.

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  2. Alaa que bonito, me ha encantadoo :) yo tambien comparto muchos me gustan y muchos no me gustan contigo :) sige escribiendo asi, que asi nos seguireis haciendo soñar con vuestra música... :)bss

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  3. Yo también odio planchar y secarme el pelo...
    Y me gusta el Futbol con la cervecita pero soy del Barsa! jajajajaja xD

    Entre otras cosas y me gusta mucho tu Blog.

    Un Beso.

    LaNiñaMariposa.

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  4. Me encanta este blog, gracias a él vuelvo a sentir.
    Odio este blog, gracias a él está creciendo en mí un nuevo amor eterno que no me deja vivir.

    Siempre vivo en la dualidad, en el si y en el no. Así soy. Me encanta ser así, odio ser así.

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