
Rumbo perdido en la vida de tantas miradas
que esconden la pena en pañuelos bajo la almohada.
Niebla que inunda los parques cargados de besos,
sueños nadando en la orilla que deja el silencio.
Porque no puedo olvidar tus labios amargos,
si arrecia el temporal te subes a mi barco
y nos vamos a navegar.
Hay que ver cuanto has tardado
que los años han pasado
y la gente no es igual.
Abro a cada paso mi jardín de los recuerdos,
hoy la lluvia no son sólo
gotas de agua sobre tu pelo.
Pero cómo pasa el tiempo
que en la cuna me hice viejo
y sólo quedan estos niños
sin cometas en el cielo.
A las raíces profundas no llega la escarcha
y cubro de sal el camino que lleva a tu casa
para que nunca se hiele el sendero de vuelta;
para que nunca me olvides si cierras la puerta.