"Nadie es más solitario que aquél que nunca ha recibido una carta".
Elías Canneti (1905-1994) Autor búlgaro en lengua alemana.
Y cómo ibas a saberlo cuando el sentir no es de ida y vuelta. Si no se advierte más que aquí, al fondo de esta pecera amurallada de gaviotas, justo a orillas de este corazón afónico de aullarte.
Sentir igual a veces no es más que labrarse otro vacío, otra posibilidad más de extrañarte por siempre, hasta la cepa de la locura... Pero eso sabes que nunca me ha importado. Porque siempre hiciste único el placer por el vértigo, ese de agarrarme resbaladizo a la idea de tenerte, de inventarte mía con las yemas de los dedos, como si nunca fueras a escaparte de mis días. Asido por siempre; aferrado a ti con la sutileza del vuelo de las mariposas, tan firmemente sujeto a tu vida que tu solo aliento me cimbreaba el sentido de vivir, rasgaba mis velas y yo... Yo sólo supe quererte.
No como los hombres amor, no como lo alcanza el corazón al tropezar con unos ojos abiertos al amor, no. Yo... Yo a ti te quise como al aire una cometa, precisándote por siempre para alzar el vuelo niña, con la fuerza de todo el universo inabarcable enjaulado entre los labios y ahora... Ahora apenas si alcanzo a esperarte en esta periferia de la primavera, porque aprendí a olvidarte cada noche en el recuerdo, a no recordarte más que en el corazón del olvido. A sabiendas de que no vendrías, que envejecíamos a la espera de lo imposible, te extrañaba la grandeza.
Justo a estas afueras de mi vida sin mí te aguardaba, como si aún nada hubiera enmudecido bajo la piel de este cuerpo. Desvelado a sabiendas del sueño compartido ahora que amaneció al fin, que tomo consciencia de aquella muerte lenta; ya no aguardo tu aflicción pues me hiciste libre y eso... eso es tanto... como perfecto el crímen de evocarte. Desordenados nos obviamos la justicia y se hizo tarde, demasiado como para volver a colgarnos de las nubes y arriarte la luna desde este maldito balcón desvencijado de anhelos. Caduco como el amor que se profesa a un perro en navidad, me adoraste desde los aledaños de la estima, allá en los suburbios del verbo amar y me agarraste las manos; estas manos tan mías... Pero lo hiciste tenue, de un modo tan frágil que jamás pude soltarme amor.
Yo solo supe quererte...
ResponderEliminarpuf...
....
bueno... si, tendremos que vernos, aunque el sabado me voy, no se si andas muy liado mañana a mediodia o por la tarde, bueno, si no, a la vuelta, otra semana.
Un abrazo pisha.
sin palabras compañero!
ResponderEliminarUna historia tan común en una vida cualquiera y contada de esta manera... haces que sea única Miguel.
increibles tus letras como siempre y como siempre a más mi admiración por ti.
un fuerte abrazo maestro!
Opino como Suso, esa frase " y yo...Yo sólo supe quererte"...Esas palabras son tan desgarradas y expresan un sentimiento de apego tan brutal, que para escribirlas deben haberse vivido en forma intensa. Te felicito, bello texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me dejaste totalmente enamorada de esta entra Miguel...maravilloso,poeta.
ResponderEliminarBesazos.
Eres un amor con todas las letras mayusculas en negrita y cursiva..........esa que eres capaz de provocar en mi alma al leerte uffffffffffff... Gracias Miguel por darnos todo lo que llevas dentro... poquito a poquito, que es como mejor se saborea lo bueno... Esta vez los mordiscos son mios..
ResponderEliminarMe gusta el uso que haces de los adjetivos, pero no abuses, ya sabes que el secreto es la justa medida.
ResponderEliminar¡Madre mía qué bonito!.
ResponderEliminarTe felicito con una besada y una mordiscada inmensa.
Un besote.
Como duelen las palabras a veces, como se despiden en un adiós sin fin que no podemos soltar. Como aman y se envuelven.
ResponderEliminarEs exquisito leerte.
Besos y cariños
"...ya no aguardo tu aflicción pues me hiciste libre y eso... eso es tanto... como perfecto el crímen de evocarte."
ResponderEliminarUffff... brutal... pero por una vez discrepo contigo, el sentir siempre es recíproco, es de ida y vuelta, aunque no sea correspondido... Cuando el sentimiento es veraz, aunque no sea compartido, arriamos la luna desde un balcón desvencijado y lo dejamos naufragar en medio de un mar de anhelos... o no?
Un beso...
Como el dulce amargor de una buena taza de café, así los sentimientos, al fin y al cabo,son el resultado de una mezcla de emociones, muchas veces encontradas. Saborearlo solo o acompañado, depende del momento y las ganas.
ResponderEliminar¿Y por qué escribo toda esta parrafada? pues no sé, últimamente asocio elementos que no tendrían nada que ver pero que yo veo muy coherentes.... :)
"aprendí a olvidarte cada noche en el recuerdo, a no recordarte más que en el corazón del olvido", me recuerda a un verso de José Hernández: "olvidar lo malo también es tener memoria".
Un puñado de besos!
La ilusión de poseer al otro suele venir de la mano del apasionamiento, de la entrega intensa, de la idealización -quizás- del amor y sus aledaños, como bien decis!-
ResponderEliminarPero independientemente del grado de verdad que esa ilusión conlleve, uno llega a ser feliz en función del otro y esa felicidad y dependencia se transforma en un arma de doble filo que tanto puede hacernos conocer el más elevado grado de existencia, como precipitarnos en la más irremediable caída. Ese es el riesgo.
Vale la pena correrlo...
Un abrazo.
Precioso este metarrelato, esta prosa poética. Enhorabuena por engancharnos a tus escritos...Un abrazote.
ResponderEliminarComo la sutileza del vuelo de las mariposas es el texto...
ResponderEliminaruna preciosidad
besoss azules!
Menos mal que existen personas como tu que expresan lo que uno no es capaz de expresar por si mismos un abrazoo,es un placer el poder leerte
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