Joaquín Sabina. Cantautor y poeta español.
Lo descubrió al cruzarse consigo mismo en el espejo. No había ya hueco para una duda; había partido de sí lejos, más lejos aún de un confín cualquiera abarcable, siquiera imaginable en su pasado, aquel ya vivido tan de lejos. Había marchado de sí, era su cuerpo en otra vida ya distinta, tan diferente a la habitada hasta ese instante. Sin permuta, sin un cambio palpable había huido tras su propio nombre. Apenas un reflejo de apellido que lo atara a esta tierra, al planeta que aún pisaba entumecido sin la burla de sus propios ojos.
Ya no había voz, ni un flanco a defender, siquiera un ala que le brotase del costado malherido, desangrado de vivir por estar vivo... Ya no había ser y con el pecho descosido escupió flores, con la sola pericia del poeta, hasta vomitar cien primaveras. Cien zarpazos en sus manos desconchadas, diestras antaño en procurar sombras chinescas a la tristeza del triste, en ocasionar algún beso que de súbito se le colara en la boca... Huecas, podridas ya de entrega.
Y no quiso ser feliz nunca más. Acababa de decidirlo como sólo se decide morir de golpe una noche como aquella, vacía de vida. Por eso se arrancó el anzuelo que le anclaba la garganta, por eso confesó mares los charcos que surcaran sus barquitos de papel. Por eso se desocupó el adentro con diez borrones de maneras y un trasquilón de labios en el alma. Barrió de sí el almendro donde la esperaba, descargó hasta el verso apaleado de crecerse en los otoños...
Pero no vertió la luna. Olvidó volcarla de sueños menguantes, de noches acunadas a su lomo y aquella canción perdida en el pozo del tiempo. No supo qué hacer con el silencio que la poblaba, con su presencia eterna en el techo del mundo. Guardaba sin quererlo su mirada en una copa y no sostuvo el ansia de beberla de nuevo, hasta apurar la dicha de sentirla dentro una última vez.
Olvidó desinflarla y guardarla en un bolsillo, deshabitarla por siempre jamás y aquella, esa misma madrugada, no pudo más que volver a echar de menos los ojos que lo aguardaban detrás de sus pupilas.
"Y no quiso ser feliz nunca más. Acababa de decidirlo como sólo se decide morir de golpe una noche como aquella, vacía de vida."uff otra vez si palabras me has dejado y mira que es dificil callarme a mi!!jajaja,besos y mañana....pá lante,estaremos con vosotros en la distancia!
ResponderEliminarMuy bonita la entrada. La cita de Joaquín Sabina tiene mucha razón. Un saludo!
ResponderEliminarCaray que derroche de sentimientos tan hermosos como tristes en su profundidad.
ResponderEliminarA mí me gustaría haber escrito esto en versión femenina,pero mira tú que te tengo a ti para sentirme identificada,aunque no sepa expresarlo así de bien.
Un beso grande y un mordisquito pequeño,va.
Esta entrada me gana con la cita de cabecera, buenísima... aunque me queda releerla un par de veces para hacerla mia, ya tú sabes... jejje Un placer, como siempre, pasar por aqui... si es q da gusto!!! ;) Besitos de los buenos
ResponderEliminarEres un malabarista de las palabras... me gustas. Un beso
ResponderEliminarJuegas con las palabras como los niños con un balón.Muy buena entrada Miguel.
ResponderEliminarMordiscos y muchos besos.
un derroche de sensaciones y ,etáforas preciosas!!
ResponderEliminarFelicitaciones Miguel
un abrazo
¿Sueños menguantes? Yo diría que sueños diferentes. Lo bueno, es que nunca falten.
ResponderEliminarSuerte mañana por tierras manchegas.
Un fuerte abrazo.
no sé cómo lo haces, pero consigues transportarme a cada momento y aunque sin quererlo, sin serlo, me dejo llevar por tus letras y me quedo aquí con ésto:
ResponderEliminar"Guardaba sin quererlo su mirada en una copa y no sostuvo el ansia de beberla de nuevo, hasta apurar la dicha de sentirla dentro una última vez."
tu música...una verdadera caricia
Un beso!!
No pudo huir de si mismo...ostras que bonito, cuanta fuerza, cuantos sentimientos y dolor y, con todo que lectura más bonita...
ResponderEliminarUn abrazo
"Guardaba sin quererlo su mirada en una copa y no sostuvo el ansia de beberla de nuevo, hasta apurar la dicha de sentirla dentro una última vez.
ResponderEliminarOlvidó desinflarla y guardarla en un bolsillo, deshabitarla por siempre jamás y aquella, esa misma madrugada, no pudo más que volver a echar de menos los ojos que lo aguardaban detrás de sus pupilas."
Ufff... que triste, no? Tremenda soledad en un alma trasquilada, con los sueños menguando hasta diluirse en la nada, desocupado el adentro...
Es el precio de mirar hacia dentro, al reflejo de uno mismo, vacío, sin derecho a permuta sintiendo que "no hay más miedo que el que se siente cuando ya no sientes na..."
Un beso...
Ole, de los que me gustan a mi, de los que arañan con su punto melancolico y de fracaso, de la bella tristeza, de la tragicomedia, de los dias grises... de los nuestros, de los que duelen a la vez que dejan puertas abiertas a la esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo miguelon, que ya mismo nos vemos, te avisaré pa el cumple, no me hagas planes...
Miguel,tienes un regalo en mi blog,en la parte superior.
ResponderEliminarBesitos.
Precioso, como todo lo que te leo. Pasear por aquí, es disfrutar de todo lo que eres capaz de sentir y transmitir.
ResponderEliminarCuantas palabras hermosas.
Un placer entrar y disfrutar.
Para de sí,reconoció aquello que ya sospechaba:
ResponderEliminar-no puede escapar del influjo de la luna-
"Los capaces" -sometidos a su ilimitada capacidad-, osan jugar con las lunas en una incesante reafirmación, constante de ilimitación.
existe un momento determinante en el juego, la conjunción fase de Luna llena.
Es, en ese preciso instante dónde "los capaces" quedan rendidos a su influjo eterno y por ende descubren la limitación.
En esa conjunción el juego resuelve una abnegada dicotomía, el rechazo a la búsqueda y el amor a la reafirmación.
Estando sometida a error, me viene al pensamiento un hecho:
cuando la luna está llena, no hay lobo que se resista.
-Anonimamente-
Querido amigo, te encontre porque dejaste tu huella en El Sentir del Poeta.
ResponderEliminarescribes maravilloso, me encanta como expresas todo tu sentir.
fue un placer enorme haberte encontrado, te sigo.
besitos para ti, que Dios te bendiga.
que pases un hermoso fin de semana.
"Y no quiso ser feliz nunca más". No soy la única que sucumbió ante esa frase.
ResponderEliminarTremenda la frase de ráfaga diurna de Lord Byron. Me ha llamado poderosamente la atención y me he sentido muy identificado. Nunca la había escuchado. Algún día la colgaré en mi blog con tu permiso. Encaja perfectamente para definir parte de mí. Besos a todos los blogeros!! Esto enganchaaaaaa!! jaja. Muaaaa!!
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