"El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse. El amor en cambio, es un eterno insatisfecho".
José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español
La calle en que se conocieron hablaba de flores prendidas de los balcones, como un par de pendientes que a cada reja le recolgaran gráciles cual zalamera mirada.José Ortega y Gasset (1883-1955) Filósofo y ensayista español
Corrían aires de libertad sobre las viejas persianas, bajo una cepa de nube que a bostezarles sombra vino. Trotaban galopes de viento con recelo a primavera y un rubor de adolescencia se les posó en la mejilla con la finura del desconcierto que al amor precede.
Y se hizo tarde. Se hizo tarde este mundo para habitarlo a medias en plena huida de juicios. No había nombres aún, apenas la voz que a dos gargantas una simple presunción le adivinase; pero no eran aún y ya fue tarde, a pesar del asombro de encontrarse al fin, entre tanto mundo, sin soltarse la vista entre cal de farolas, atados de por vida al desmentir de la ventura junto a la plazuela.
Era aquel el día, de sur a norte lo predicaba una alondra, pero la vida llegaba tarde a su soplo de amores, justo en vísperas de un corazón revuelto entre pestañas. Y se apresuraron a calzarse los ojos del otro antes de que estallara el latido que les tambaleaba la madurez... pero era tarde. Tarde y se les mermaba el presente codiciando aquel beso mientras alado volaba sin retorno el instante más feliz de sus vidas.
La calle en que se vieron hablaba de flores y hoy la cruzan mil pasos que ya no preguntan por ellos. Ellos, que por certeza se condenaron a extrañarse hasta la muerte se desgastaron de cerca hasta quererse en pedazos, con el furor de los mares desatados en aquellos breves segundos, para siempre, como aman las orillas destinadas al trayecto... Al trecho de rozarse sólo en lo perdido.
Tus letras se me clavan en el alma, pues me recuerda a algo vivido en mi vida.
ResponderEliminarPreciosas letras.
Besos y susurros muy cálidos
Me alegra amiga, gracias por tus palabras y tu tiempo. Besos y mordiscos.
ResponderEliminar" Ellos, que por certeza se condenaron a extrañarse hasta la muerte se desgastaron de cerca hasta quererse en pedazos...."
ResponderEliminarhacía mucho que no pasaba por aquí a leer tus maravillosas letras...ains niño,me matas con tus cosas!!un millon de besos,espero veros pronto aunque Salamanca no va a poder ser
"... Ellos, que por certeza se condenaron a extrañarse hasta la muerte se desgastaron de cerca hasta quererse en pedazos, con el furor de los mares desatados en aquellos breves segundos, para siempre, como aman las orillas destinadas al trayecto... Al trecho de rozarse sólo en lo perdido."
ResponderEliminarSeguirás siendo toda la vida un eterno insatisfecho, porque no dejarás jamás de enamorarte del amor y de guardarte lo tuyo y lo del resto del mundo... pero no cambies nunca, porque aunque no sé si eres consciente de ello, es lo que te hace parir letras como estas...
Un beso...
Desde la ráfaga diurna que has seleccionado hoy como encabezamiento, bordas cada verso para que cale hondo, para permitirnos regresar a esas calles que en el fondo nunca fueron olvidadas.
ResponderEliminarUn puñado de besos!
Me ha sucedido algo parecido a Yemaya, parte de tu escrito me instaló en un pasado que siempre está muy presente en mi vida.
ResponderEliminarUn abrazo Miguel.
Me encanta dormirme leyendo palabras emotivas que me marcan el camino a llevar
ResponderEliminara pedazos la vida se vive
ResponderEliminarbesitos de luz
Que calle es esa... que atrae la inspiración a zarpazos. Grande tus textos amigo mio.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
En esa calle, si eran recordados, pues andaban dejándose caer, en tiempos distintos.
ResponderEliminarTremendissimo fiera...(con suspirAZO incluido).
^_^
Inmenso, como siempre, todo un deleite en esta noche de desvelo, en la que tus letras embriagan mi alma…y esa calle…por la que todos caminamos…
ResponderEliminarUn placer amigo…
Bsos
Mil pasos que ya no preguntan por ellos, me quedo con eso.
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