
Ramón Gómez de la Serna (1891-1963) Escritor español. Autor de Greguerías
Te olvidé como se olvidan las cosas que no interesan, sin malicia, sin venderme a cualquier precio. Lo hice desde esta nueva posición, obligado a crecer más y más, no ya sin percibirlo, sino como el resto lo hizo siempre.
Te arrinconé porque soñar salió al fin caro, porque llenar el saco de años sin más aniquila los atardeceres, el espigón y su oleaje, pero no es más que vida al fin y al cabo. Deseché tu prisa por pausar la mía, porque hacerse mayor tiene estas cosas por más flores que florezcan. Sacarte de mí a fuerza de nada, ahora que el otoño me abofetea en pleno renglón y las ofertas salen tan caras...
Discreto y obstinado, así te retiré de mis adentros, como si no pasara nada, como si de lejos siguiera siendo el mismo algo más triste. Yo te abandoné por la necesidad de perderte, de vencer al niño que gritando me sonríe dentro cuando más lo necesito, cuando reconforta seguir echando a flote mi barquito de papel... Porque esta prosa de alcantarilla me miente cada vez menos, como mi parque de siempre al que ahora acude el mundo mientras taciturno observo en la distancia.
Te aparté al fin por marchar a ninguna parte, por adivinarme ante el espejo como el hombre que al fin soy tras tu fuga; como se ocultan los celos que viven por siempre en uno, a sabiendas de que estarás ahí mientras siga embistiendo a los días como el menor de los males.