"Cuenta la leyenda que allá por Gévora vivía una cabra perezosa conocida como Riki Carambola. Por increible que parezca trabajaba rodeada de extraños objetos a su alrededor, provocando ruidos a menudo molestos para los demás. Gustaba de preparar brebajes con fórmula inventada con los cuales envenenar al resto de los habitantes del rebaño. Procaz, truhán y berenjena; tanta extrapolación merecía una canción"Trece legañas cuidan las musarañas de sus rincones,
guardan secretos donde las calles no tienen nombre,
donde las norias giran al soniquete de Calamaro
y se extrapola el alma del duende de los gitanos.
Donde entre bambalinas esconden los niños sus tirachinas
y un ramillete de piruletas pal soñador
que en una bulería por Camarón se dejó la vida,
murió la noche y guardó el aplauso en el corazón
de bandidos legendarios, pobres canallas sin suerte,
y una tribu de lirones no le dejan despertar.
Bajo un techo de sombreros sigue dios de vacaciones,
cucharadas de canciones pa aliviar el temporal.
Pinta garabatos en las goteras de la noche,
gatas bailan a la luna con su abanico de mil colores.
Revuelo de faldas a la caló del mediodía
y el cielo pa los bolsillos que no se han llenao en la vida.
Trece paraguas y el chaparrón de agosto moja a las cabras,
y en las esquinas de cartulina ladran los perros.
Suena el flamenco de un camaleón alma de bufón, pirata de ron,
la loca cordura de los toreros.



