
Harry Mulisch. Escritor holandés
Como se iban olvidando, así se recordaban. Después del todo de una vida, así se abandonaban; a pedacitos de sí.
Con el áspero desuso de unos labios desnombrados, poblados por el otro en el silencio de la luna... Así se acobardaban cautelosas las miradas, cediendo al desamparo de aferrarse a la derrota. Paulatinos, desvividos por el vuelo cabizbajo de un latido ya prescrito caminaban desmembrados hacia nada, marchando entre sí sin alejarse demasiado.
Con el oficio de desatenderse por bálsamo avanzaban sin traslado, habitándose el olvido a arañazos con el mimo podrido del otro. Queriendo no quererse recordaban a menudo, demasiado, con el cielo en las costillas y un adiós en la almohada. Y transitando sin recorrido fueron cayendo en la renuncia, con los ojos desgastados de abandono, residiendo en la partida como si aún les fuera el amor al rescate.
Curtidos en la batalla, despoblaron sus idiomas para amarse de por vida en los adentros, donde a nadie más importa su querer. Sin dictámenes ni juicios, en el grito que por callado evidencia un amor eterno.