
Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.
Se me escurría la vida y tenía que hacerlo. Sí, como cuando dejabas secar los segundos apelmazados sobre el hálito tragado, callado por no rozarme. Cuando no queda más remedio que gritarse a uno mismo lo terrible de envejecer en parsimonia, con el latido comedido, con el secreto crepitante... Tal es mi vencimiento mujer, justo ahí te necesito como antes, terminal en los labios.
¿Sabes? Hiciste llorar a mi poema pero él sigue mirándote en la nada, buscándote con los ojos anclados a otro tiempo, al camino desandado; borracho de recuerdos como se desquicia el pez frente al vidrio curvo. Y te observo cauteloso desde dentro, enfermizo como siempre, con la madurez que sólo prestan los proyectos vencidos que nunca comenzamos.
Caduco me raspé tu apego de antaño, lo limé hasta espantarme la cobardía, pero sigues aquí, a pesar de mil amores. A pesar de los glaciares habitados, de los bolsillos remendados... Aquí y no logro sacarte de mis días ni al batir de siete mares. Por eso me desprendo, por eso te acorralo.
Necesito rebosarme de la vida, desmedirnos la mesura hasta colgarnos de la luna. Sin reservas ni rodeos, sin certeza de un mañana en que volver a naufragarnos. Por eso para ser, seré sin más si tú me dejas... Por eso me suicido en esta boca que hoy te besa.