RÁFAGA DIURNA

"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única".

Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

LA SONRISA EN LA MUJER


"El amor crea en la mujer una mujer nueva; la de la víspera ya no existe al día siguiente".

Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.


Una mirada de mujer pausa el aire, lo desnuda de tiempo y te vence sin más, mientras ves desfilar tu entereza camino del todo que mueve a los hombres, sin hueco a tus días, perdido en la nada, despojado de ti.

Un abanico de pestañas y el mundo no gira. Exhibe su magnetismo y te atrapa, detiene tu prisa, tus horas erradas en busca de ser y te deja ahí, clavado en un par de pupilas, ausente sin más a las puertas del cielo. Un guiño fugaz que derrama tu paz escaleras abajo, reposando tu infancia más tierna en su pecho mientras un par de manos juegan a quererse, enlazando dos almas al milagro de la vida.

Una palabra vacilante surca el espacio entre dos desconocidos que se temen. Que se ignoran y se buscan sin remedio, sin saber si han de saberlo, sin saber a que han venido. Una voz impronunciable se desliza entre sus sombras desalojando soledades de aquel par de corazones. Cautos se observan sobre el gentío, sin saber como olvidarse, sin poder ya gobernar el inminente naufragio... Y llega una sonrisa.

La sonrisa en la mujer, esa inercia hacia el amor... Cabalga una sonrisa carmesí de orilla a orilla para revolcar tu mundo, ese suelo que planeas a milenios del que fuiste hace un segundo. Unos labios de mujer, ese filo de navaja que desgarra estos adentros. Con la lengua degustando aquella luna en la ventana, con la noche desvelando los confines del deseo... La primavera en vena desatando temporales de pasión, desplegando frente al mundo la locura por besarla, por morir lento por siempre en su saliva deslenguada.

Llega una sonrisa de mujer para salvarte al fin; para descolgar tu vida del borde del precipicio.

CARNE DE OTOÑO


"Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida".

Arthur Schnitzler (1862-1931) Dramaturgo austríaco.


Aguardaré tu llegada. Pulcro limpiaré de suciedad cada rincón de mi entereza hasta que la ciudad calle. Luego, sereno caminaré solo; lento cada plazuela que nunca supo a nosotros, hasta peinar de olvido tanto tiempo dedicado.

Quedaré en mí cuando tu paso sacuda las aceras, como siempre, pertinente a tu encuentro distante en la nada, cuando cautos hablemos de fríos y nimias nubes de enero, mientras le arranco a tus manos de nuevo todo atisbo de sospecha. Por eso el latido del aire en las venas del cielo, por eso los libros que no hablan de ti...

Esperaré tu espera como si fuera acaso a alguna parte, a cualquier recodo del camino que un día juntos desandemos y allí, a veinte abriles del beso que nunca nos dimos, plantaré las astillas de mi alma desconchada hasta que broten primaveras.

Confiado permaneceré al filo de tu vida, como llevo haciéndolo desde que la luna quiebra tibia las mañanas de mi mundo; erguido ante el reloj que a zarpazos me encanece. Esperaré aunque embista esta entereza tu sonrisa de chiquilla, por más que atropelle el silencio de esta cama el eco mudo de tu ausencia aguardaré... Como aguarda tu vida saber de la mía sin sabernos todavía.

Por eso la espera hasta que vuelque el firmamento, por eso la estancia a orillas de ti. Por eso el poniente va y mece al velero, por eso el poema no llega a su fin. Porque soy carne de otoño desde que existes, desde que eres esa voz que sin quererlo... resuena en mi porvenir.